Latam se hunde del todo

Si alguien le regala un paquete de acciones de Latam, una de las aerolíneas más importantes de Latinoamérica, acéptelas pero asegúrese de que el regalo incluye el sobre en el que guardarlas porque su valor es tan escaso que ni siquiera justifican la compra de un archivador. El viernes acabó el plazo para la presentación de un plan de reorganización del negocio, que debidamente la aerolínea presentó ante los tribunales de Estados Unidos donde tiene solicitado amparo para su situación crítica.

El plan de reorganización licúa de tal manera la inversión de los accionistas y deja todo en manos de los acreedores, que este lunes, cuando abrieron los mercados en los que cotiza la compañía, fundamentalmente en Santiago de Chile, el valor cayó nada menos que un ochenta y cinco por ciento sobre el valor del viernes, a su vez un veinte por ciento inferior al del jueves, que ya estaba muy por debajo de lo que era normal en la aerolínea.

El plan de reorganización de la compañía contemplaba la captación de 8.190 millones de dólares en nuevo capital, lo que más o menos equivale a que hoy la aerolínea no vale prácticamente nada. De manera que, antes de que sea tarde, este lunes los accionistas vendieron lo que pudieron, al precio que pudieron.

En este contexto, resulta cada vez más visible la posibilidad de que Azul, la compañía aérea brasileña fundada por David Neeleman, el antiguo fundador de JetBlue, adquiera Latam, tal como intentó hace unas semanas. Neeleman quiere comprar todo el grupo y no sólo la rama brasileña.