Argentina prohíbe los vuelos baratos

No existe ningún país del mundo en el que esté prohibido a una compañía aérea bajar los precios de sus vuelos. Igual que no existe nadie en el mundo que ofrezca precios que le conduzcan a la ruina, como es elemental. Pero en Argentina ha sido necesario que el gobierno prohibiera a FlyBondi y a JetSmart que pongan los precios que les dé la gana.

¿Por qué esta medida que alguno podría pensar que está dirigida a prevenir las locuras que puedan hacer los propietarios de las aerolíneas de bajo coste?

Porque Argentina es un país donde las mafias controlan el poder desde hace décadas. Y Aerolíneas Argentinas es uno de los reductos de las mafias sindicales y políticas. Allí tiene su base una organización política, La Cámpora, que apoya al gobierno y que vive del control absoluto de la empresa pública de aviación. Los sindicatos de pilotos son otra pata de la corrupción de Aerolíneas.

La situación pues significa que cualquier compañía, por mínimamente bien gestionada que esté, puede ofrecer precios más bajos que Aerolíneas Argentinas y quedarse con el mercado. Y esto, precisamente esto, es lo que el gobierno, con los precios mínimos, busca evitar: que el ciudadano medio compruebe que volar es caro si uno lo hace con la compañía pública del país, porque de allí se alimentan incontables mafias y que si todo esto no existiera volar sería mucho más competitivo. Incluso sin tocar los salarios de los trabajadores pero sí de los no-trabajadores, que es lo que son estas mafias.

Argentina, desgraciadamente, no sólo tiene una aerolínea ruinosa –supera a Alitalia y a South African Airways en el récord de pérdidas acumuladas-- sino que prohíbe que los competidores privados puedan demostrar que las cosas no siempre han de ser así.

Recordemos que Latam, precisamente porque no quiso pagar los costes desmesurados del handling aeroportuario controlado también por La Cámpora, ha terminado por dejar el país. Ahora, probablemente, las privadas tendrán que replantearse el futuro.