El destino Benidorm se ha visto especialmente castigado durante la pandemia por sus datos de incidencia acumulada de coronavirus. Ya a principios de diciembre, cuando aún la situación parecía bajo control en gran parte de España, la capital turística de la Costa Blanca sufría un varapalo turístico al ser catalogada como zona de riesgo extremo (Benidorm: la sexta ola tiene un impacto turístico nunca antes visto).
Como llevan denunciando desde hace tiempo los hoteleros, el gran problema es que la incidencia acumulada se calcula sobre una población censada de 65.000 habitantes cuando, según los datos estadísticos de consumo de agua y generación de residuos, la población real de Benidorm puede llegar a los 180.000 por el turismo. Esto lleva meses provocando que los datos de incidencia acumulada no reflejen la situación real y creen distorsiones que perjudican gravemente la imagen del destino (Benidorm, en riesgo extremo: los hoteles llaman a la calma).
Preguntado acerca de esta cuestión por Preferente, Francesc Colomer, secretario autonómico de turismo de la Comunidad Valenciana, coincide en que “probablemente debemos cambiar las métricas y los parámetros que hasta ahora nos han llevado a tomar algunas decisiones”.
“La pandemia ha ido evolucionando, la sociedad ha respondido muy bien a la vacunación y, aunque ahora mismo nos encontramos en un momento con una incidencia acumulada alta, la presión hospitalaria no es tan elevada como en anteriores ocasiones”, sostiene.
Además, incide en que “se debe tener en cuenta que hay ciudades, como Benidorm, donde la población flotante es muy elevada, así que quizá no se deberían aplicar parámetros tan generales” (Benidorm: cierre masivo de hoteles por el parón de la demanda).
Así que como no nos gusta lo que hay lo adaptamos a nuestras necesidades. Ya lo hemos hecho con los tests, dejamos de hacerlos y/o de notificarlos y baja la incidencia acumulada. Eso ya se sabía desde la primer ola, que los que hacían más tests tenían mayor incidencia de contagios. Lo que no se ve, no existe (la estrategia del uotengaño). Todos contentos, ya tenemos menos contagios. Lo malo es que no se lo cree nadie, y todo el mundo sabe que la incidencia es mucho mayor que la oficial.