Los socialistas gobiernan en la Comunidad Valenciana. Pero están en contra del impuesto turístico que su gobierno está a punto de aprobar. No me digan que no es entrañable: están en contra de ellos mismos, porque es su propio gobierno el que está avanzando en el desarrollo del impuesto en contra del que se declaran día sí, día también (Rebelión socialista en contra de la tasa turística de la Comunidad Valenciana).
Es verdad que ellos, los socialistas, no son los principales promotores de este impuesto, pero también es completamente verdad que si se aprueba y entra en vigor es por ellos. Porque basta con que voten en contra, alineándose con el Partido Popular, y se acabó el problema. Quizás también se habría acabado el gobierno, pero ese no es el asunto. Si están en contra del impuesto al turismo, como dicen, hay que votan en consonancia.
Este dilema que tienen los socialistas valencianos, o más exactamente su respuesta a ese dilema, la respuesta de oponerse pero votar a favor, es parte del problema que tenemos en España con quienes prefieren primero ocupar las sillas del gobierno a aplicar sus propias políticas. ¿Para qué quieren ocupar los cargos si para hacerlo han de aplicar políticas que según ellos mismos dicen les repugnan?
El problema ahora es muy habitual con los socialistas y con los de Podemos, porque ambos, de una manera o de otra, están conviviendo con realidad que no les gustan. Pero eso tiene una solución muy simple: abandonar el poder. Abandonando el poder se acaban los dilemas insoportables. Y, en su lugar, vienen los tiempos en los que hay menos ingresos familiares porque con el poder acaban las nóminas suculentas, por decir sólo aquello de lo que podemos estar seguros. Lo demás es misterio.
No me digan, pues, que no son adorables.
Cómo está el servicio, señorito.!!!