¿Gana Podemos o los hoteleros?

La izquierda radical, a apenas un año de las elecciones autonómicas, ha firmado con los hoteleros de Baleares un acuerdo sobre la Ley Turística que pretende aprobar el Gobierno de la región. Huelga decir que Podemos y hoteleros son agua y aceite: no hay manera de que encontremos entre ellos un punto en común.

Si ha habido un acuerdo, ¿quién cree que ha cedido? ¿Los hoteleros han dejado de defender sus intereses que son puramente económicos o, por el contrario, Podemos y sus compañeros, han envainado sus reivindicaciones de cara a presentar una imagen moderada que arrincone al Partido Popular, hoy en la oposición de Baleares?

Yo nunca tendría la menor duda: los hoteleros nunca renuncian a defender sus intereses, llueva o truene. Y más cuando cuentan con que esta izquierda seguirá en el poder por los siglos de los siglos.

¿De qué intereses hablamos?

Se trata de un asunto antiguo: qué hacer con la oferta obsoleta. Hablamos de hoteles que hoy no se pueden mantener en el mercado. Son establecimientos de una o dos estrellas, de escasas dimensiones, habitualmente muy bien situados, pero de construcción absolutamente caduca. Están amortizados desde hace más de cuarenta años. Algunos han sido las máquinas que han engrasado imperios económicos. Pero hoy no tienen nada que hacer, sobre todo porque en Baleares se acaban de incorporar centenares de miles de plazas nuevas, comercializables a través de plataformas como AirBnb, y que están esparcidas por todo el territorio.

El acuerdo entre la izquierda que gobierna (el PSOE, más moderado, y Més y Podemos, con peores formas, más estridentes, pero igual de corderos) consiste en permitir que esos hoteles se puedan reciclar para otros usos. Obviamente, son propiedad de los hoteleros que incluso ahora volverán a sacar provecho económico de esos inmuebles.

Los políticos venden que retiran plazas de alojamiento (cuando acabar de permitir los miles y miles de AirBnb) y que hacen una obra social porque esos pisos se destinarán a los segmentos sociales más desfavorecidos.

Esto último ya se verá, pero lo que queda claro es que los hoteles fuera de uso podrán cambiar su uso, lo cual es un logro para sus propietarios. Y todos felices.