Mallorca: buscando al culpable de la masificación

Carmen Riu, la propietaria de la cadena hotelera que lleva su apellido, dijo este jueves que el exceso de turistas en Mallorca –absolutamente evidente y palpable– se debe al alquiler turístico y no a los hoteles y que le parece que no se deben limitar los vuelos en el aeropuerto.

El asunto es espinoso porque da pie a la demagogia barata. Tanto pesa un turista que se aloja en un hotel como el que se aloja en una vivienda vacacional. Lo que ocurre, y esto es lo más importante, es que, en 2005, por poner una fecha, había 420 mil plazas de alojamiento regulados –hoteles y apartamentos, pero con licencia de Turismo– y cero –o una cifra irrelevante– de viviendas particulares. Apareció Airbnb y otras plataformas y se produce una situación políticamente complicada: miles de particulares empezaron a alquilar sus casas a turistas, lo cual es electoralmente un asunto muy delicado para los partidos.

Sobre todo, para los partidos que toda la vida se habían mostrado radicalmente en contra del crecimiento. Por un hotel nuevo, armaban un lío descomunal. Sus organizaciones controladas se habían manifestado hasta cansarse diciendo que quien ama Mallorca no permite ni un turista más.

Pero resulta que los dueños de esas casas son los padres y los tíos de los políticos, cuando no ellos mismos. Y ahí se acabó la broma. No sólo se legalizó todo, sino que además la presidenta bien se cuidó de remarcar que si esas viviendas se pueden comercializar es porque ella lo permitió.

Como el Gobierno sigue siendo ecologista, faltaría más, ahora quiere ver si limita el número de vuelos o el de plazas de aparcamiento, como si esa fuera la causa de la saturación. Un turista no va a un lugar si no tiene alojamiento. Lo del avión, lo del coche de alquiler, etcétera, es secundario. Si Cerdeña no tiene una invasión de turistas no es porque las aerolíneas no ofrezcan plazas, ni porque no hay rent-a-cars, es porque no hay alojamientos. Así de fácil.

Pero hay que ganar elecciones, claro.

Por ende, lógicamente que Carmen Riu tiene razón. Evidentemente que tiene razón. Pero es hotelera y nadie le va a hacer caso.