Globalia, Marsans, Orizonia y Politours: la cruz de un emisor con también salidas triunfales

Globalia, Marsans, Orizonia, Politours, Transhotel, Nobeltours, Angalia, Kouni España o Viajes Meliá representan la cruz de empresarios turísticos que no pudieron recabar una buena suma de sus inversiones en el negocio emisor, en contraste con Cóndor, Special Tours, Mapa Tours, Catai, Hotelbeds, Europamundo, Sehrs, CWT y Accor, Azul Marino o By Tour.

La expulsión de la familia de Juan José Hidalgo del capital de Ávoris en favor de Simón Pedro Barceló representa el último caso de emprendedores sin un final deseado para sus proyectos de intermediación turística, de igual manera que poco antes le había ocurrido a Manuel Buitrón con Politours (Barceló se queda con la participación de Globalia en Ávoris).

Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual fueron los protagonistas más famosos con la quiebra de Marsans de un epílogo triste a una trayectoria de inversiones en las agencias de viajes y la turoperación, de igual modo que le ocurrió a Anselmo y Julio de la Cruz con Transhotel.

Pedro de Esteban, al frente de la oficina de Carlyle en España, también fue otro que con su participada Orizonia se halla en el lado menos agraciado de liquidaciones de grupos emisores, así como Antonio Pelegrín con Nobeltours, Carlos López con Kuoni España, o Ángel Álvarez de Angalia Tours, sin olvidar a Giancarlo Parretti con Viajes Meliá.

En el lado alegre de la moneda, los casos de Eduardo Millán con Cóndor y Special Tours, de Alberto y Carlos Díaz con Mapa Tours, de Luis García Codrón con Europamundo, o de los hijos de Matilde Torres y Corpfin con Catai, representan salidas lucrativas a sus proyectos con el protagonismo de Gabriel Subías, Wamos, o los japoneses de JTB.

Tui también pudo sacar una gran suma de Hotelbeds, vendida a Cinven y al fondo de pensiones canadiense CPPIB, de igual modo que los herederos de Ramón Bagó con Sehrs Tourism, y de CWT y Accor con Viajes Ecuador a manos de Halcón, así como Juan Mari del Hoyo con Viajes Azul Marino, o Jesús Juárez con By Tour, estas últimas para pasar a W2M, del Grupo Iberostar presidido por Miguel Fluxá.

En el campo online, Orizonia había comprado la mitad de Rumbo a Amadeus, que junto a Telefónica luego vendieron a Bravofly, de Fabio Cannavale, mientras Atrápalo, de Roberto Ramos, ha estado años buscando una salida, en paralelo a que Edreams Odigeo permitió a su impulsor Javier Pérez Tenessa llevarse una buena suma por los cambios de accionistas.

Del lado de Logitravel, su dueño Ovidio Andrés rechazó en su pico de popularidad enormes ofertas de compra cuando creó marca para paquetes de cruceros, y acabó cediendo la OTA a cambio del 25 por ciento de Viajes El Corte Inglés, en medio de problemas, rupturas y denuncias con socios y directivos por incumplir sus compromisos, como más recientemente con su proyecto hotelero con Othman Ktiri, de OKmobility, al poco de haberse anunciado. 

Así, Destinia, de Amuda Goueli e Ian Webber, representa un caso especial de estabilidad y diversificación en el negocio turístico online, de igual modo que la citada Viajes El Corte Inglés; Soltour fundado por Pablo Piñero; Panavisión de Emilio Ibáñez; Tui Spain desde la antigua Ambassador y Royal; Restel y Keytel de Hotusa y Amancio López; IAG7 con Fina Muñoz que integró a Airmet de Juan José Oliván, o Juliá Tours de la familia de José Adell .

Ahora, el gran grupo turístico español lo comanda Simón Pedro Barceló, que rechazó unos 350 millones de Certares por Ávoris, con las dudas entre su familia accionista sobre si conviene destinar más inversiones a una actividad donde los negocios verticales han tenido peores finales que proyectos de mayoristas que supieron vender en el momento adecuado.

Los altos costes de estructura de los conglomerados verticales, el elevado endeudamiento y sus bajos márgenes, con el máximo ejemplo extranjero de Thomas Cook, acabaron afectando a aquellos bajo cuya espalda había hoteleras medianas como Hotetur, Luabay o Be Live, así como proyectos aéreos en crisis como Spanair, Air Comet, Orbest o Air Europa.

La historia del negocio emisor turístico español ha dejado por lo tanto salidas indeseadas pero también triunfales, las primeras en muchos casos por obcecarse en querer valorar a sus grupos por encima de la realidad, y las segundas por el pragmatismo de ceder en las pretensiones y saber leer la coyuntura.