Me da la impresión de que no nos estamos dando cuenta de que este verano los precios de las vacaciones serán absolutamente astronómicos, de continuar las tendencias que se ven hoy. La demanda, aparentemente, está muy fuerte, dispuesta a recuperar los años encerrada escondida del Covid. Así que paga lo que le pidan. Al menos en España. Al menos para las vacaciones de verano.
Por este motivo, todos los operadores se han puesto las pilas y no piensan dejar pasar la oportunidad de ganar lo que toca. Los precios, entonces, se están disparando.
En primer lugar, de los vuelos, que ya ni en las low cost son low cost. No digamos en las compañías legacy. Un vuelo de largo radio, prácticamente a todos los destinos, tiene un incremento de entre el 100 y el 200 por ciento respecto de los precios más baratos que se podían conseguir hace cuatro años. Pero los coches de alquiler también tienen precios altísimos. Y el alojamiento va por el mismo camino.
O sea que tenemos por delante un verano que será visto de dos maneras: como un atraco, por parte de quienes quieran viajar, o al menos por parte de quienes quieran hacer un viaje convencional y, por otro lado, como una maravilla por parte de las empresas del sector, urgidas de sanear sus cuentas, dispuestas también a recuperar el tiempo perdido.
En este sentido, más que hablar de que 2023 vaya a ser el año en el que definitivamente el turismo se va a normalizar, deberíamos decir que va a intentar cobrarse lo perdido.
Después vendrán las exigencias salariales, bastante lógicas vistas las cosas.
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Conmigo que cuenten......, afortunadamente para el que sucribe puede irse en cualquier época del año, y por lo tanto aprovecharé los resquicios del sistema y viajaré en el momento más adecuado para no caer en la trampa de pagar cualquier precio, cueste lo que cueste y desde luego si piensan explotar el negocio hasta el extremo en este país, me iré a otro y aquí paz y después gloria y lo mismo si es un destino extranjero, escogeré otro, que lo hay a punto de pala. Así que aprender a utilizar la cabecita que para algo la tenemos.