Pepe: ¡es para que te alegres!

No se pierdan el fantástico y descomunal contraste entre lo firmado finalmente entre Air Europa y el comprador, IAG, y el palabrerío de Pepe Hidalgo que, hasta ayer mismo, seguía haciendo todo el ruido que podía, diciendo que Air Europa sobreviviría, que llegaría hasta el infinito y más allá (Globalia vende a IAG el 80% restante de Air Europa).

Ahora, Pepe puede que aún diga que ha sido objeto de presiones, que ha tenido que ceder porque no tenía más remedio, pero ver el balance de la aerolínea lo explica todo (Hidalgo avisa a Iberia: Air Europa vale 2.000 millones de euros).

Pero Pepe tendría que estar contento: no ha perdido una venta de mil millones, sino que ha conseguido salvar quinientos, que ya es mucho.

Contento porque ha creado un imperio a partir de una compañía aérea mal gestionada desde siempre, confiando en la suerte, en el azar, en sabe Dios qué. Air Europa ha estado al borde del abismo durante años y años. Un autocarista haciendo volar aviones ocurre muy pocas veces. Sus directores financieros eran gestores de deuda porque nunca tuvieron un activo para colocar. Eso fue siempre Air Europa, un vivir sin vivir.

Contento porque pese a todo, ha contado con una plantilla que ha sabido hacer de aquello algo salvable, rescatable, que pudo aguantar incluso a los embates de unos vástagos indignantes.

Contento porque España ha tenido gobiernos que siempre han preferido tapar las chapuzas que han llegado incluso al delito, como ocurrió con el caso de los descuentos de residente, sin incomodar seriamente a sus responsables. En ningún otro país serio esto hubiera durado como aquí.

Contento porque encima, tras llevar a la compañía al borde del abismo financiero, encontró que tenía interés estratégico para IAG. Y probablemente para algunos más.

Contento porque quinientos millones de euros son más o menos unos quinientos millones más de lo que vale la compañía. Toma el dinero y corre, ahora que aún se puede.

Contento porque España premia a personajes con un nivel como el de Pepe, de quien lo más noble que se puede decir es que nunca pretendió ser lo que no era. Y que ha tenido mucho atrevimiento para jugar bazas inconcebibles en muchos otros entornos.

Ahora queda el problema de Competencia, que tendrá su importancia en muchas rutas interiores españolas, y después viene el gran desafío: convertir a Air Europa en una estructura sería, competitiva, que no se desangre en batallas internas.