El año 2022 se ha cerrado con un total de cinco accidentes mortales de avión, lo que supone una reducción respecto a 2021, cuando se registraron siete. Pese a ello, el número de fallecimientos se ha elevado de un año para otro, pasando de 121 a 158.
Según se desprende del informe que acaba de publicar la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), el riesgo de sufrir una fatalidad aérea cae en 2022 hasta 0,11 puntos. Esto significa que, en promedio, una persona necesitaría tomar un vuelo todos los días durante 25.214 años para experimentar un accidente mortal. Se trata de una clara mejora respecto a la tasa de mortalidad de cinco años, cuando era de 22.116 años.
La mayoría de las muertes de 2022 se produjeron por el accidente de un Boeing 737-800 de China Eastern que se cobró la vida de 132 personas. La siguiente mayor pérdida de vidas ocurrió en Tanzania con un miembro de IATA, con 19 (Así fue el trágico accidente del Boeing 737-800 de China Eastern).
Willie Walsh, director general de IATA, remarca que los accidentes “son raros en la aviación”. “Hubo cinco mortales entre 32,2 millones de vuelos en 2022, lo que nos demuestra que volar es una de las actividades más seguras en las que una persona puede participar”, señala.
“El informe de este año, por ejemplo, nos dice que debemos hacer algunos esfuerzos especiales en las operaciones de turbohélice en África y América Latina. La seguridad es la máxima prioridad de la aviación y nuestro objetivo es que todos los vuelos despeguen y aterricen de manera segura, independientemente de la región o el tipo de aeronave”, concluye.