Easyjet, a la caza de los A320 disponibles en el mercado

Al inicio de la pandemia, el principal accionista de Easyjet, su fundador, el griego Stelios Haji-Ioannou, volvió a armar otro follón descomunal al exigir a la dirección de Johan Lundgren que cancelara el contrato de compra de 16 Airbus, que serían la ruina de la compañía. La dirección, lógicamente apoyada en los demás accionistas, se mantuvo en sus trece, aunque retrasó la recepción de los aviones, cosa que además interesaba a Airbus que tenía problemas para la fabricación.

Hoy, la difícil supervivencia de Easyjet pasa por ese contrato. Sin él, definitivamente habría perdido la carrera aérea (Easyjet duplica ingresos, pero pierde cerca de 500 millones de euros).

Easyjet está saliendo de la crisis. De hecho, gana dinero, aunque aún no ha presentado unas cuentas con beneficios porque los periodos de contabilización no han sido propicios. La demanda se ha disparado y la compañía naranja está en primera línea para beneficiarse. Pero como no tiene más que los 320 aviones con los que se adentró en la pandemia, ahora ha de perder comba.

De hecho, Ryanair se ha lanzado a buscar aviones donde sea posible, si es que es posible. Ha aumentado en ocho su flota (algo insignificante), con aviones de diverso origen: cinco fueron entregas de Airbus y tres son compras de aviones usados. De los cinco aviones, dos tenían que haber sido entregados mucho más tarde, pero de alguna manera Airbus premia la fidelidad de una compañía que nunca retocó sus compromisos con el fabricante. Pero aún así, no basta para nada.

Antes de marzo de 2024 tienen que llegar otros 18 aviones, que supondrán una mejora, pero no permitirán que la compañía se beneficie del potencial actual.

En todo caso, Easyjet queda configurada para finales de la década como una aerolínea de alrededor de 480 aviones, muy lejos de Ryanair que, para entonces, estará muy por encima de los 700 aviones. Pero, si hiciera caso a su primer accionista, hoy estaría languideciendo.