Son habituales en Tailandia, pero han aparecido ahora en Madrid, Barcelona, Málaga, Segovia, Huelva, Tenerife y Menorca, aprovechando que no existe ninguna regulación ni nacional, ni autonómica, ni local.
Según publica El Español, el portugués Filipe Figueiredo es el introductor, cuando decidió llevar estos vehículos tan poco europeos a Portugal en 2014. Figueiredo pensó desde el primer momento en dar el salto a España, cosa que llevó a cabo en 2016. Casi de inmediato dejó de operar estos vehículos para dedicarse a venderlos. Ya hay unos cien en todo el país, la mitad en Madrid. Cada tuk tuk cuesta 23.100 euros más IVA.
Desde que sus vehículos comenzaron a recorrer el casco histórico de localidades de todo el país, al menos contabiliza unos 100 tuk tuk vendidos solo por su empresa y activos en España. Los propietarios son pequeños empresarios, casi siempre endeudados, que van ampliando su presencia en varios mercados turísticos del país, con problemas porque hay resistencia de los taxistas con quienes compite, aunque de forma tangencial.
Cateteo y globalización a tope