A raíz de la pandemia, el fenómeno de la masificación en los grandes destinos turísticos ganó más fuerza que nunca. El deseo de la población de volver a salir de vacaciones tras dos años de confinamientos y restricciones, viene provocando en los últimos tiempos una saturación que no agrada ni a residentes ni a turistas. (Mallorca: buscando al culpable de la masificación)
Según cuenta El Economista, esto se explica con un dato muy interesante: el 95% del turismo mundial visita menos del 5% del planeta. En otras palabras, el sector vive bajo una concentración en la que los turistas tienen entre sus prioridades de viaje los mismos destinos, o muy similares, lo que deriva en que sean siempre estos los que reciban una avalancha de visitantes.
En el caso español, Baleares es una de las regiones más golpeadas por esta saturación, con Mallorca como la zona más afectada debido, entre otros motivos, al aumento desmesurado del alquiler vacacional. Lo mismo ocurre en las zonas costeras de la Península, Madrid o Barcelona. (Ataque al turismo: piden limitar la llegada de viajeros a Madrid, Barcelona y costas)
Fuera de nuestras fronteras, el máximo exponente de esta problemática es Venecia. El destino italiano cuenta con 49.000 personas censadas, pero cada año recibe una media de 30 millones de visitantes. Es por ello que lleva años pensando la forma de implantar un impuesto al turismo.
Ámsterdam es otra de las ciudades que se encuentra en busca de soluciones para reducir el turismo. De momento, su deseo es limitar el alquiler vacacional, restringir la estancia, y continuar con la prohibición de construir nuevos hoteles. Asimismo, ha limitado la actividad de los guías turísticos hasta las 20 personas de las 60 con las que podían contar antes.
Todo esto ha despertado el fenómeno de la turismofobia. En los últimos tiempos, diversos cargos políticos, tanto del gobierno central como de autonómicos, no han dudado en atizar al principal motor económico del país. La izquierda balear y catalana han sido algunos de los casos, lanzando constantes mensajes y tomando medidas para reducir el número de turistas.
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Utilizáis cualquier excusa para lanzar mensajes políticos en vuestros artículos.
Ya sabes como son, el Jueves de la información turística
Eso se llama morir de éxito, la promoción europea y española de sus atractivos turísticos ha sido tan eficaz que se ha vuelto insostenible e indeseable para los habitantes locales.
Yo diría que incluso para los mismo visitantes. Ningún viajero medianamente cultivado quiere ir a un sitio donde solo encuentre manadas de foráneos, donde solo hay tiendas de souvenirs y chorradas parecidas, bares para turistas, donde no ves un local, y sitios así, en defenitiva parques de atracciones para foráneos que es lo que han convertido muchos sitios. Para los que conocan el mercado de San Miguel y la plaza Mayor de Madrid, ¿hay madrileños en tales sitios o residentes en la capital?, y podría poner cientos de ejemplos.
Hoy mismo Mallorca volvía a ser portada de la prensa mundial gracias a uno de esos paga pensiones teutón que no ha tenido nada mejor que hacer que defecar no una sino hasta dos veces sobre la cabeza de un compatriota mientras este dormía la mona en pleno paseo marítimo de Playa de Palma. Pero luego la culpa es de los políticos catalanes y de izquierdas que son malvados y odian a los turistas.
Concretamente creo que es Holandés, según dicen hoy en día es el peor turista de todos.
Pero aquí hay que rendir pleitesía, y a la mínima crítica, aunque sea constructiva, ya conoces la respuesta: barco rejilla