Christine Ourmières Widener, la antigua directora general de TAP de Portugal, hizo una gestión razonable en un mal momento. Sacó a la compañía de las pérdidas, pero tuvo que marcharse por la puerta trasera (La jefa de TAP asume Air Caraibes y French Bee).
La compañía es estatal y los medios de comunicación están constantemente sometiéndola a su escrutinio. Lo último fueron salarios un tanto extraños y algunos gastos difícilmente justificables. Pero antes, se llegó a publicar que la compañía vendía más baratos los billetes para los viajeros procedentes de Madrid que de Lisboa, como si pudiera explicar sus estrategias comerciales en la comisión parlamentaria correspondiente.
La cuestión es que Ourmières salió huyendo.
Ahora ha concedido una entrevista a la prensa local en la que indica que su salida abrupta fue injusta. Ciertamente. “Espero que resplandezca la verdad. Nadie debería pasar por lo que pasé yo”, dijo
Ourmiéres, ciertamente, cometió el error de actuar en TAP como si fuera una empresa privada. Ahora ha llegado al gobierno a los tribunales pidiendo una indemnización de 5,9 millones de euros. Y explica que “yo no pedí este puesto, fue el gobierno el que me llamó”.
Ella consiguió los objetivos, pero le quisieron quitar el bonus porque su gestión no estaba al nivel que exige la política, siempre más loca que la empresa privada.
Hoy Ourmières está ya en un grupo aeronáutico francés, haciendo carrera en la gestión aeronáutica.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo