Cumplir cien años como aerolínea, siendo la quinta más longeva del mundo, es en principio una buena noticia. Pero en este caso es más bien el recordatorio del calvario que está pasando la compañía aérea nacional de República Checa. CSA o Czech Airlines cumplió cien años esta semana, pero sólo tiene dos aviones A320, símbolo de su declive (Czech Airlines: tras 98 años operativa despide a toda la plantilla).
Después de KLM, fundada en octubre de 1919, de Avianca, Qantas y finalmente de Aeroflot, esta semana cumple años Czech. Su primer vuelo fue entre Praga y Bratislava, entonces un vuelo interior, hoy al haberse dividido el país, internacional.
La historia de Czech Airlines es la historia del aeropuerto de Praga, donde ha tenido su base principal. Hoy ese aeropuerto tiene el nombre del escritor Vaclav Havel, después presidente del país. En las dos terminales se ha abierto una exposición de la historia de la compañía.
Sin embargo, los momentos no son hoy tan brillantes. La compañía apenas vuela a París y a la capital armenia, aunque mantiene incontables acuerdos de código compartido con otras aerolíneas. Los ciudadanos checos, sin embargo, disponen de una amplia oferta dada la poderosa competencia que mantienen Ryanair y Wizz Air en la región, incluido el aeropuerto de Praga.
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