Cada poco tiempo, Ryanair anuncia que abandona un aeropuerto porque las tasas son caras. Lo ha hecho en toda Europa. Pero después necesita crecer y no le queda más remedio que regresar con el rabo entre las piernas (Michael O’Leary, de vikingo en Dinamarca).
Ahora, discretamente, comunica la apertura de una nueva base en Copenhague, Dinamarca, de donde se había marchado dando un portazo en 2015. Observen que no tenía aviones basados en ese aeropuerto, fundamental en el país. Pero ha vuelto. Desde esta semana, dos aviones y cien empleados directos trabajarán para Ryanair en la capital danesa, para operar 24 rutas, de las que dos serán nuevas (las otras, se atendían desde el aeropuerto de llegada): París Beauvais y Varsovia que, también, es Modlin, un pequeño pueblo a una media hora al norte de la ciudad.
Como la compañía irlandesa ya no podía contener la demanda en esta ciudad, este verano incrementa su número de aviones con otros dos, con el correspondiente incremento de plantilla, de rutas y de pasajeros.
Porque Ryanair, aunque no tenía ningún avión en el aeropuerto, transportaba 2,3 millones de viajeros y era la tercera aerolínea.
Lo mismo le pasa en Gran Canaria. No ha parado de crecer. Pese a que quitó su base hace años. Ahora va volviendo ya lo ha hecho en dos islas de Canarias.
La mejor forma de resetear condiciones y contratos en una base. Tanto para empleados como para con Aena.
Sólo hay que tener templanza, serenidad y vista a largo plazo (saber cuándo volver).
Canarias es una apuesta comercial segura de por vida. Nadie se va por supuestas crisis ajenas a cuestiones internas.
Pues donde creo que nunca estarán mas será en BIO ,y me paréce muy bien ya que así podemos tener diversidad y cantidad de otras aerolíneas que con su presencia hubiese resultado imposible.Me encanta que en un país del Norte de España donde el turismo no es tan demandado como en el sur tengamos tantas compañías operando. Un saludo