Todo el mundo esperaba que Azerbaiyán, uno de los últimos países del mundo cuyas fronteras siguen cerradas para impedir la expansión del Covid, aprovecharía la revisión de su política de este mes para definitivamente adaptarse a la realidad. Sin embargo, acordó extender al menos hasta abril de 2024 su cierre de fronteras, entre otras medidas.
No obstante, únicamente afecta a las fronteras terrestres, dado que sí se ha permitido el transporte aéreo que, por otro lado, no es asequible para la enorme mayoría de los habitantes del país.
El Gobierno de Bakú sí derogó muchas otras medidas. Por ejemplo, no es necesario el uso de mascarillas ni de los certificados de vacunación a los que nos habíamos acostumbrado en todo el mundo. Igualmente, se permite que la carga procedente de Georgia, Irán, Rusia y Turquía pueda entrar en el país. La carga, que en ningún otro país del mundo se vio afectada ni siquiera en los peores momentos de la pandemia, sigue bloqueada con estas excepciones.
Apenas este verano pasado, varios colectivos de residentes en la zona fronteriza entre Georgia y Azerbaiyán apelaron al presidente Ilham Aliyev para que abriera las fronteras dado el grave impacto económico que está provocando el cierre.
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