Baleares: consenso contra la masificación turística tras la ‘era Armengol’

Tras las dos legislaturas de Francina Armengol en las que se ha permitido el crecimiento descontrolado del turismo, con una explosión de pisos turísticos ilegales, el Partido Popular tiene ante sí de poner freno a la masificación y apaciguar los ánimos de los residentes, cada vez más molestos con los daños colaterales que ha traído consigo el efecto Airbnb (El ‘modelo Armengol’: la vivienda sube un 200% pero los salarios un 23%).

De momento, el Govern y el Consell de Mallorca han puesto la primera piedra para transformar el modelo y declarar la guerra a la masificación. Y lo han hecho con el respaldo de los propios empresarios del sector, que ven con buenos ojos las propuestas del Partido Popular.

Tras reconocer que Baleares “ha llegado al límite”, el Consell de Mallorca y el Govern anunciaron el primer recorte del techo de plazas turísticas de la historia en Mallorca. Se pasará de 430.000 a 412.000, que son las que están actualmente activas. Es decir, se rebaja el tope de crecimiento sin eliminar plazas existentes (Mallorca recorta el techo de plazas turísticas por primera vez en su historia).

Pero el plan es mucho más ambicioso. El Gobierno de Marga Prohens y varios Consells insulares pondrán en marcha una batería de medidas para mitigar los efectos negativos de la primera actividad económica de las islas. Destacan el refuerzo de la seguridad y las inspecciones para frenar el turismo de excesos; la imposición de restricciones a la venta nocturna de alcohol; la prohibición del alquiler turístico en casas en suelo rústico fuera de ordenación que hayan sido legalizadas por una amnistía urbanística; y la imposición de límites a la llegada de vehículos a Ibiza.

Además, una vez finalizada la temporada alta de verano, el Gobierno de Baleares realizará una macroencuesta para conocer el sentir de la población residente sobre el turismo y conocer qué medidas sugieren adoptar.

Estas y otras medidas cuentan con el respaldo del sector hotelero, que celebra tanto la imposición de límites al crecimiento del turismo en las islas como las medidas dirigidas a erradicar el turismo incívico.

La FEHM se alinea con la rebaja del techo de plazas turísticas, recordando que “desde 2018, tal y como hemos reiterado en múltiples ocasiones, nuestra hoja de ruta ha tenido un rumbo fijo: crecer en valor y no en volumen, de más a mejor”.

No obstante, incide en la importancia de abordar la problemática que ha provocado “la proliferación desorbitada del alquiler vacacional, bajo la mal denominada economía colaborativa, y la irrupción de las plataformas digitales”, lo que se ha traducido en “un trasvase de usos conllevando la invasión del uso turístico al que debía ser residencial”. “Esto, sumado al incremento demográfico y a la ausencia de planificación y dimensionamiento de las infraestructuras y servicios, ha desembocado en el escenario actual”, remarca (Baleares: el 90% del alquiler turístico es ilegal).

En lo que respecta al turismo de excesos, la FEHM valora positivamente “que se hayan introducido mejoras”. A su juicio, Calvià debería ser el ejemplo a seguir. “Gracias a una fuerte coordinación entre el ayuntamiento, los cuerpos de seguridad locales y del estado, los cierres cautelares y la colaboración con todos los agentes interesados en transformar el destino extinguiendo el fin de las prácticas de ocio insano, se ha mejorado y han alcanzado resultados muy positivos”, aplaude.