Un estudio explica por qué la comida de avión sabe mal

Usted tal vez piensa que la comida de avión es mala. También, pero el doctor Robert Pellegrino, del Monell Chemical Sense Center, ha estudiado el asunto y afirma que incluso si la comida fuera excelente, que en algunos casos seguramente lo es, no queda más remedio que el pasajero se decepcione.

Los motivos para ello tienen que ver con el entorno: una cabina de avión no está pensada para comer. La baja presión y la baja humedad afectan al sentido del olor y del gusto. Una nariz seca, y en los aviones se seca, tiene dificultades en percibir los olores como en tierra. Y olor y sabor van de la mano.

Pellegrino y otros colegas han estado estudiando algo que en general no nos influye: el ruido en la comida. Pero en un avión, el ruido es importante y eso afecta y reduce la percepción de dulzura y aumenta otros sabores, debido a un nervio en particular que está en el oído. Este nervio se ve afectado en un vuelo.

Esto en sí no tiene soluciones, pero algunas aerolíneas por ejemplo han trabajado el café para ofrecerle un gusto que pueda resistir las variaciones derivadas del ruido, de la diferencia de humedad y del contexto. Lo mismo ocurre con la cerveza, que si se eliminan los granos oscuros de la cebada, tiene mejor sabor.

O sea que si acaso, la próxima vez ponga la comida del avión en un túper y lo coma en tierra para opinar con propiedad. Quizás siga diciendo que es una comida mala, pero en ese caso será porque efectivamente es mala.