Las cifras del INE son una referencia indiscutida y, según ellas, el turismo habrá subido en conjunto un 10 por ciento este año, hasta un 30 por ciento desde la pandemia.
El mayor incremento lo han tenido los paquetes turísticos, que son este verano un 17 más caros que hace un año, cuando ya habían sido un 22 por ciento más que el año anterior, según publica Vozpópuli.
La aviación comercial también ha incrementado significativamente los precios, con una variación del 12 por ciento respecto al año anterior, muy por encima de la inflación media.
Obviamente, como el fenómeno del turismo es general, los alojamientos también aumentaron de precio, pero el INE detecta que este año sólo han subido un 9 por ciento, menos que en otros ejercicios, pese a que desde 2019 se acumula una subida del 40 por ciento.
Lo que el INE no dice es que estos incrementos de precios no han conseguido aliviar la presión de la demanda, aunque en algunos nichos se nota un freno en las operaciones.
Una subida en paquetes del 40% en año y medio no está nada mal para los tiempos que corren, y el personal contentístimo que le metan un sablazo al bolsillo por lo que se ve. Así que para simplificar, la gente que los compra, o les sobra dinero, -algunos habrá, seguro-, o son masoquistas o unos incoscientes, de estos últimos también, debe de haber muchos, a la vista del notable incremente de préstamos para vacaciones.