El pasado 13 de julio, un avión Sukhoi Superjet 100 ruso, propiedad de Gazprom, y ocupado únicamente por tres personas, se estrelló siete minutos después de haber despegado del aeropuerto en el que está el hangar donde se sometió a una revisión del nivel C. No hubo supervivientes (Se estrella otro Sukhoi ruso que iba sin pasajeros).
Oficialmente se siguen desconociendo las causas de este quinto siniestro total de un avión Sukhoi ruso, el único íntegramente nacional, fabricado desde la llegada de Vladimir Putin al poder. Sin embargo, hay un dato sugerente.
El 14 de julio, al día siguiente del siniestro, el fabricante hizo pública una carta en la que recuerda a los operadores de los aviones del modelo siniestrado, la “necesidad de cumplir estrictamente con los manuales al reemplazar los sensores de ángulo de ataque”, cuyos números de serie adjunta. Y dice que “durante el desmontaje y la reinstalación de los sensores de ángulo de ataque hay que tener especial atención a alinear los agujeros y las marcas con las indicaciones en el fuselaje y colocarlos únicamente como se indica y de donde se sacaron al quitarlos”. El fabricante urge a los operadores de los aviones (al otro día del siniestro) a que comprueben dos veces las instalaciones y que eviten que los mecánicos reemplacen más de uno de estos sensores en el mismo avión.
La carta incluye fotografías de los sensores y cómo se han de colocar.
Probablemente, esta carta inusual, en un momento igualmente inusual, explique la probable causa del siniestro, que sería la colocación incorrecta de los sensores en el avión que había estado siendo reparado.
Qué lástima.
TMA que irá a prisión.
Con la buena labor que hacen generalmente.