La patronal hotelera de España viene caminando de un tiempo a esta parte con paso inseguro, sin firmeza. La fuerte voz que tuvo en lustros pasados ha dejado de oírse y, sobre todo, de escucharse. CEHAT pinta cada vez menos en la performance del turismo.
Sánchez y su Gobierno no tienen nada en cuenta ni al gremio hotelero superior, que es inocuo, ni a los lobbies con más o menos fuste, que absurda y sorprendentemente permiten la presencia en sus juntas de empresarios afines a la Moncloa.
El presidente de CEHAT carece de capacidad de liderazgo, tiene una memoria muy quebradiza y da palos con los ojos cerrados. Con este bagaje, es lógico que el Gobierno al poder aferrado no le haga el más mínimo caso. Y eso que el chico—en tinerfeño, yico— es de ideología progresista. O era.
Los logros de la gran patronal hotelera no se perciben, no llegan a los asociados. CEHAT intenta defender los intereses de su gremio pero con apenas resultados positivos, tal cual la ley implantada por los grandes inquisidores que quieren conocer hasta el color y el olor de los zurullos de los clientes.
Los problemas del sector turístico —atascos, aglomeraciones, mano de obra, competencia desleal, etc.— se van a reproducir una vez más en los meses próximos. La presión a las autoridades, el aliento al cuello, la mosca cojonera de la grey turística no está sirviendo para nada por falta de estrategia y poder social.
A Jorge Marichal le van a sacar los colores los hoteleros y ejecutivos que están hartos de la escasa talla del presidente y de su equipo, muy centrados, eso sí, en buscar patrocinadores para sus congresos. Reuniones congresuales que no van más allá de la confraternización de sus miembros.
Los hoteleros tienen que darse a respetar y no caer en majaderías como la esponsorización de sus eventos por parte de plataformas que tanto daño les causo en el pasado como Tripadvisor, pura y sonrojante contradicción. Y especialmente deben tener estrategia, valor y apiñamiento.
Y los lobbies, que no saquen pecho: tienen en sus filas —y no como infiltrados— a íntimos que defienden las tesis de Marlaska, Montero, Díaz y Sánchez. Amigos como el dueño de Balearia, soporte del sanchismo, que no precisamente del socialismo felipista. Atentos al frente alisio de los próximos días.
Ningún canario dijo yico nunca; de ahí, puede destilarse la validez de esta "opinión".
Que atrevida es la ignorancia!