Por Marga Albertí
14/5/09.- Las razones que ha dado el Gobierno para aplicar a Canarias una bonificación específica sobre las tasas aéreas no parecen suficientes. Con ser mala, la coyuntura que vive el archipiélago no es cualitativamente distinta de la que sufren otras regiones españolas: mucho paro y pocos turistas. La diferencia es sólo una cuestión de grado y merece ser tratada como tal, lo contrario es sentar un precedente no sólo en el sector turístico, sino en todos los demás. ¿Deben ser más altas las ayudas al automóvil en las comunidades con más parados o en aquéllas donde la caída de ventas sea mayor? ¿Coalición Canaria apoyará a partir de ahora a Zapatero en el Congreso? La medida es arbitraria, en el mejor de los casos, y capaz de generar un rosario de argumentos demagógicos como éstos que no contribuirán al entendimiento entre comunidades.
En cuanto a la iniciativa ‘estrella’, la que en teoría beneficia a todos por igual -las bonificaciones condicionadas a mejoras de ocupación- el sector ha sido explícito: no servirá para nada. Primero, porque estamos en mayo y las compañías no están a tiempo de remontar el vuelo para llegar al crecimiento exigido en el segundo semestre. Segundo, porque aun teniendo tiempo supondría un esfuerzo irrealizable en un momento en que las empresas reclaman medidas extraordinarias, se acogen a EREs o simplemente desaparecen. El tercer motivo alude a un argumento perverso: las compañías deben estimular la demanda precisamente cuando han reducido sus programaciones porque la demanda ha caído. Es la pescadilla que se muerde la cola. No es extraño que el sector aéreo rechace semejante ‘regalo’ anticrisis.
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