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Por Jonatan Serrano
Málaga. 02/07/09.- La última decisión del pleno del Ayuntamiento de Vélez-Málaga, que insta a los Ejecutivos regional y nacional a que se pongan las pilas en la ejecución del corredor ferroviario que unirá la capital malagueña con Nerja, y por tanto con la Costa del Sol Oriental (alias, ‘la Gran Olvidada’), es tan sólo un capÃtulo más en la pesada e indigesta novela-culebrón en que se ha convertido la cristalización del proyecto del tan cacareado ‘Tren de la Costa del Sol’ (no confundir con el ‘Tren del Sol’, el más que acertado bautismo de RENFE a su Ave Madrid-Málaga). Bien es cierto que el tren de la costa que unirá Málaga con Estepona tiene ya su primer tramo adjudicado, que costará la friolera de 163 millones de euros, pero esta cantinela es una historia ya vieja y polvorienta y es normal que los ciudadanos empiecen a estar un poco hartos e impacientes. Sobre todo en el lado malo de la cama.
Porque la realidad es que un corredor ferroviario que una todo el litoral malagueño es sencillamente lo que el médico recetarÃa para esta zona, pues descongestionarÃa las carreteras, reduciendo asà la polución, y permitirÃa una movilidad turÃstica imprescindible para un mayor reparto de la riqueza y el intercambio de flujos tanto de visitantes como de ingresos entre la saturada Costa del Sol Occidental y su ‘vecina pobre’, unificando el producto turÃstico en el proceso. Y no sólo lo decimos desde esta tribuna, ya que la ejecución de este faraónico proyecto de 4.000 millones se encuentra la primera de entre las prioridades de los malagueños, por delante incluso del necesario saneamiento del litoral. Si a eso le sumamos que el ferrocarril es uno de los medios de transporte predilectos de los europeos (¿conocen algún inglés que NO vaya al curro sobre rieles?), a estas alturas no nos tendrÃamos que preguntar ¿dónde está mi soleado tren?, sino más bien ¿a qué hora llega?...
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