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Por Jonatan Serrano
Málaga. 03/11/09.- Si hay algo positivo que se pueda extraer de las grandes crisis y/o recesiones económicas que de tanto en cuanto azotan las economÃas mundiales (y siendo asÃ, ¿cómo es posible que siempre, pero oiga es que es SIEMPRE, nos pilla el toro con los calzones por los tobillos?) es que sirven en muchas ocasiones para “hacer limpiezaâ€, tal y como me decÃa el otro dÃa un hotelero malagueño de postÃn. Con las vacas flacas, y esta vez vienen anoréxicas de verdad, neófitos y advenedizos suelen caer primero en el dramatismo y la tragicomedia, después en una especie de depresión postparto para, por último, salir por patas. Tal cual. Eso deja habitualmente a los auténticos profesionales del sector, y en suelo patrio los tenemos a porrillo, de nuevo al frente del cotarro turÃstico pues saben, o porque se han informado, o porque se lo ha contado papá, o porque lo han experimentado en sus propias carnes, que la luz siempre llega al final del túnel. Vamos, es igual de matemático como que las crisis nos pillan, por definición, en pelota picada.
Esta situación me recuerda enormemente a la época en la que los europeos morÃamos como perros y a miles con la llegada de la Peste Negra a estos nuestros lares europeos, sólo que sin las pústulas, los cadáveres y los profetas del Apocalipsis (bueno, borremos esto último porque es que hay cada uno…). Objetivamente fue un desastre con mayúsculas: un tercio (como mÃnimo) de la población del Viejo Continente (como si Asia llevase tres dÃas existiendo… y encima la enfermedad nació allÃ) dejó de existir. Muerto, mort, dead, kaput… Sin embargo, un análisis más sosegado y a largo plazo de la Peste nos deja como saldo de tanta muerte y destrucción la explosión de vida, creatividad y modernidad que supuso unos años después el Renacimiento. Como quien dice, la Peste hizo limpieza, puso al mundo y a la sociedad feudal del revés e inyectó como compensación a una por entonces taciturna humanidad unas ganas de vivir nunca vistas. Y los que quedaron se hicieron más fuertes. Pues eso.
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