Una planta hotelera inflada y entrada en años

Por Raúl Huerta

Madrid. 1/07/10.- Son varios los destinos españoles que cuentan con una planta hotelera sobredimensionada. En épocas de bonanza crecían los hoteles como setas y ahora sobran. En Valencia han echado hoy el cierre dos (el Hilton y el Hesperia Parque Central) y otro más en Alicante (el Hesperia Lucentum). Estos cierres son inevitables ya que a día de hoy el negocio hotelero no es tan rentable como hace unos años y pocos empresarios se aventuran en un negocio saturado. La sobreoferta conlleva bajada de precios para elevar la ocupación. Uno de los lemas del sector es: habitación vacía, habitación perdida, por lo que en algunos casos se prefiere lanzas ofertas con descuentos descomunales con tal de llenar el hotel. Es una táctica peligrosa ya que el mismo cliente no querrá en un futuro pagar mucho más por esa misma habitación que le habían ‘regalado’ anteriormente, pero muchos se ven obligados a hacerlo. El caso es que el cierre de hoteles ya no resulta una novedad, sino una rutina. Un mal necesario para ajustar la oferta a la demanda. Con menos hoteles y más ocupación, será más fácil situar los precios donde estaban antes de la crisis y aumentar la rentabilidad hotelera, en picado desde 2007. Al igual que el sector de la construcción o el inmobiliario, el sector turístico debe reorganizarse y quitarse de encima a un buen número de  advenedizos que decidieron entrar en el negocio sin conocerlo y que sólo han conseguido inflar la planta hotelera. Los cierres de hoteles seguirán en el futuro, es inevitable, y se abrirán muchos menos. Es el momento de la renovación. La planta hotelera actual es más que suficiente para atraer a turistas de todos sitios pero en muchos casos necesita ser remozada. Por ahí deben ir los proyectos y las ayudas.