La muerte, punto y aparte

Por Tomás Cano

Palma. 20/08/10.- Que la muerte es un punto y aparte de nuestras vidas, es lo que deben pensar las victimas del accidente de Spanair, del que hoy se cumplen dos tristes años. Para los familiares sigue haciendo un frío de tumba, sólo su apego a los que se fueron los retiene de sumirse en el desánimo, un hilo mediante el cual se sostiene el hombre por encima del abismo.

Mucho se ha escrito ya sobre este accidente, incluida miniserie de televisión. Hoy, al abrir las primeras paginas de los medios escritos, me viene a la memoria lo ya leído cuando era joven y que puedo ahora decir del periodismo moderno, que ofrece las opiniones de ignorantes y sus conjeturas; todo esto nos mantiene en contacto con la ignorancia de la comunidad. Qué decir de la televisión, la encuentro educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro, como dijo Grouxo Marx.

Chesterton define el periodismo amarillo claramente cuando dice: “El periodismo consiste esencialmente en decir ¡Lord Jones ha muerto!, a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo”.

En estos momentos hay que seguir dejando que los investigadores sigan haciendo su trabajo, con la finalidad prioritaria de que esto no vuelva a repetirse. Los que buscan culpables, terminarán por llevarse un sabor agridulce, pero están en su derecho.

En estos momentos hay suficiente información sobre la mesa para dejarse ya de más especulaciones; yo diría que debemos estar y seguir estando siempre muy unidos a las familias que han perdido a sus seres queridos, dado que desde mi punto de vista es lo que tiene mayor importancia; debemos arropar a las familias de las victimas y supervivientes. Los que estamos en aviación tenemos una deuda para siempre con ellos, que no es otra que decirles la verdad de lo que pasó y evitar como he dicho antes que se repita una situación como esa.

En fin, qué puedo manifestar a los familiares, sólo se me ocurre, tal vez por que mi pluma no esté a la altura de las circunstancias, que la muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. También soy consciente de que todos los sepulcros encierran, sin saberlo, más de dos corazones en un mismo ataúd. La muerte de cualquier ser humano nos disminuye a todos, porque todos formamos parte de la humanidad.