La canción del pirata

Por Fernando Urrea

Madrid. 14/09/10.- Lo de los directivos de Thomas Cook, con Fontenla a la cabeza, es que no tiene nombre. Que pretendan descontar de la factura hotelera del verano unos perjuicios de primavera y por una causa ajena a los hoteleros es de algo más que de juzgado de guardia. No es solo un incumplimiento de contrato, una traición a la palabra dada, es un acto de piratería, prepotencia y desprecio. El asunto lleva unos días en la actualidad y ha generado, como no podía ser de otra forma, el rechazo unánime de los afectados y de algunas autoridades. Pero como Fontenla no ha desmentido ni rechazado la información, como parece que su grupo va en serio, como da la sensación de que se toman las transacciones comerciales a guasa, que creen que los hoteles son su corralito, que los hoteleros tendrán que tragar porque si no que se atengan a las consecuencias, conviene decirle a Fontenla y a su grupo que son unos impresentables, que si siguen adelante serán unos piratas de corbata, que todo el mundo turístico ya jamás se fiará de ellos. No es posible, no se puede uno creer que haya empresarios de esta calaña en un contexto europeo. Si no rectifican, se merecen, no solo el desprecio y la denuncia judicial, sino el boicot. El turismo tiene que hacer frente solidario para eliminar del mercado a estos piratas.