Por Tomás Cano
Palma. 20/09/10.- El alba era toda mi compañía, mi avión comenzaba a calentar su frío motor con un zumbido que denotaba fácilmente la inactividad a que había sido sometido desde unas semanas atrás. Esperé unos minutos hasta que comprobé como la temperatura del aceite aumentaba, después suavemente moví la palanca de los gases hacia adelante y el pequeño avión empezó a moverse. Algo se apoderaba de mí, era un hombre distinto, me estaba convirtiendo en una parte de aquella máquina, sentía latir mi corazón, anhelaba estar en el aire, volver a ver la tierra desde la altura, pero en el fondo buscaba algo más, ver más allá del horizonte, para poder alcanzar mis sueños.
Cuando llegué a la cabecera de la pista miré por unos instantes el indicador de la dirección del viento, su posición era constante manteniendo su derrotero, algo habitual en aquella época del año.
Suavemente empecé a correr sobre aquella hermosa pista cubierta de césped, todo a mi alrededor pasaba a gran velocidad, se me antojaba que no era yo el que se movía, sino la tierra. Sin apenas percibirlo me encontré en el aire. ¡Por fin¡, estaba en mi mundo, todo lo que me rodeaba me era conocido, pero tenía la sensación de verlo por primera vez, el cielo, su hermoso color, la tierra con toda su enorme extensión de ella cultivada…Pensé en el esfuerzo del hombre que había realizado aquella tarea; sin dudarlo pensé: ese es su mundo, nadie podría hacer una obra tan hermosa sin amar lo que esta realizando.
Cada uno de nosotros vive en su mundo y nadie puede escapar a él, incluyendo sus sueños, no exento de sus sufrimientos, angustias y momentos de dicha y felicidad.
De repente un aumento en las revoluciones del motor de mi avión me devolvieron a la realidad. A ese mundo al que por unos instantes me había alejado. Mi avión estaba descendiendo. Con un ligero movimiento en los mandos recuperé mi antigua posición y pensé que no es bueno abandonar nuestro mundo por mucho tiempo, aunque lleve parejo muchos sueños que jamás se cumplieran, pero si no soñamos envejecemos pronto.
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