Por Clara Aguirre
14/2/11.- La retirada de Pyrenair del aeropuerto de Lleida por falta de demanda es un duro golpe para las expectativas de la Generalitat catalana, que está tan empecinada en que este aeródromo funcione como en que la controvertida Spanair capitanee la transformación en ‘hub’ intercontinental del aeropuerto de Barcelona. El abandono de Pyrenair ha sorprendido, eso sí, por su rapidez, ya que comenzó operaciones el 23 de enero -no hace siquiera un mes- e incluso antes de empezar ya anunciaba la posibilidad de alquilar aviones más grandes para dar respuesta a una demanda anticipada que se presentaba prometedora. Una demanda que, o bien se ha esfumado en cuatro días por falta de nieve o se debía puramente al ‘efecto novedad’. Cualquier empresa privada sabe poner pies en polvorosa en cuanto las cifras no cuadran, y es lo que ha hecho Pyrenair de forma legítima, pero la Generalitat difícilmente se dará por vencida. En Lleida seguirán volando solo compañías subvencionadas porque el aeropuerto no da para más. Muy malas, pero que mucho, deben ser las expectativas que despierta la ruta a Madrid que quiere implantar Doradair en Reus para no beneficiarse aún de esa lluvia pública de millones que hoy en día consigue en Cataluña casi cualquier proyecto relacionado con la aviación comercial.
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