Por Fernando Urrea
11/3/11.- A poco más de un mes para el inicio de las minivacaciones de Semana Santa, sigue en pie el conflicto de los trabajadores de Aeropuertos Españoles. La primera reunión negociadora ha sido un fracaso porque las posiciones chocan de frente. Los sindicatos se oponen por ideología y seguridad laboral a la privatización parcial de Aena, y los representantes de Fomento intentan que desconvoquen la huelga prometiendo garantías de derechos individuales y colectivos de los trabajadores. El Estado necesita hacer caja con la venta y los trabajadores no se fían de la empresa que pueda comprar. No se discute el derecho de unos y otros, pero lo que el sector turístico no puede admitir ni permitir es que el conflicto se prolongue ni unos días más porque está en juego la campaña de Semana Santa en un contexto de crisis, porque las fechas señaladas para los paros son clave para la contratación de los meses de verano, como son clave para los viajeros que entren o salgan por los aeropuertos españoles. El mero hecho del anuncio de huelga ya ha sembrado dudas y desconfianza en las mayoristas europeas, en los transportistas, en los turistas que contratan por libre, porque ha sido noticia en primera página en muchos diarios y otros medios continentales y del Reino Unido. El mal ya está hecho y solamente puede ser remediado si en las próximas horas hay acuerdo y se da tanta o más relevancia a la perspectiva de normalidad en los aeropuertos como al anuncio de conflicto. Los trabajadores tienen que ser conscientes del daño que pueden hacer a todos, también a los trabajadores del transporte y del turismo, como los representantes de Aena deben ser responsables de lo que está en juego. El tiempo no da para laudos.
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