Por Paco Aliaga
Madrid. 16/03/11.- Un mes queda para ese par de días en que se produce el grueso de los desplazamientos para la minivacaciones de Semana Santa, aunque en varias comunidades las vacaciones escolares están fijadas para la semana posterior. Queda tiempo para que viajeros y turistas dependientes del transporte aéreo programen sus viajes sin la amenaza real de una huelga que ya ha quedado desactivada por un principio de acuerdo. Pero, siempre hay un pero en estas cuestiones, porque si los sindicatos han sido capaces de crear alarma nacional e internacional, si han conseguido con el anuncio de paro que se produzcan cancelaciones, si el principio de acuerdo no se traduce inmediatamente en un compromiso firmado de paz laboral, puede que quede en el viajero potencial un residuo de desconfianza, escarmentado como está del año de los controladores. Pero de esta situación de conflicto se puede sacar la enseñanza de que la divulgación de un programa de huelga como el aireado por los trabajadores de Aena no puede salirle gratis si se comprueba fehacientemente que ya ha generado daños. Y que las autoridades de Fomento, antes de llegar a acuerdos justos, contrarresten la mala publicidad del anuncio de huelga lanzando mensajes a la población nacional e internacional de que hay alternativas y, fundamentalmente, de que los servicios mínimos y que otros mecanismos legales impedirían un colapso en el transporte aéreo. Frente a la irresponsabilidad propagandística de los sindicatos, propaganda de firmeza y garantía por parte de Fomento. Ha sido un mal trago, otro mal trago para la única actividad viva que puede contribuir a corto y medio plazo a paliar las dificultades laborales y económicas.
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