Por Fernando Urrea
Madrid. 24/03/11.- El incremento de turistas llegados a España en enero y febrero no puede ser atribuido exclusivamente a los desvíos generados por las revueltas populares en Túnez y Egipto y al clima de inseguridad en otros países turísticos mediterráneos. En estos dos meses ha disminuido casi en un 6 por ciento el número de viajeros procedentes de Reino Unido y Alemania, viajeros con clara tendencia a elegir zonas vacacionales. Por el contrario, han aumentado los procedentes de Francia, Países Nórdicos, Bélgica y Holanda, mercados con más tendencia a elegir otro tipo de oferta: menos de sol y playa, más de interior, urbana y cultural. Es una buena noticia que la subida de enero y febrero no haya sido tanto por las desgracias de destinos competidores como por el atractivo del destino España y por el incremento previsto para este año, en torno al 5 por ciento, por operadores, entidades privadas y un organismo como la Organización Mundial del Turismo. Es previsible que a lo largo de la temporada se refleje en los números globales el aumento proporcional de turistas del reparto que ya se está produciendo por la demanda casi plana para Egipto y Túnez, más la incierta temporada de Marruecos, pero conviene no caer en el pesimismo expresado por muchos empresarios y analistas que han venido atribuyendo los buenos números de arranque del año a desvíos por la inseguridad en el Magreb. Es cierto que España es un destino refugio ante inseguridades de competidores, pero debe tener algo más para esos incrementos, de hasta el 20 por ciento en algún caso, de nuevos turistas procedente de mercados secundarios. Y otra buena noticia: las oscilaciones de Reino Unido y Alemania se pueden compensar. Los pesimismos interesados no llevan a ninguna parte.
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