No está de más que los ejecutivos españoles aprendieran de Mark Okerstrom, el defenestrado director general de Expedia, cómo se las gasta el capitalismo más duro de Estados Unidos cuando uno no cumple exactamente lo esperable. La caída se produce incluso antes que la de un entrenador de un club de fútbol, salvo en el caso de Boeing que lo resiste todo.
Imperturbable, el miércoles pasado, Barry Diller, el presidente del Consejo de Expedia, y representante de una parte sustancial del capital, dijo que el reposicionamiento de las marcas de Expedia había sido una distracción en la búsqueda de resultados económicos. Y adiós Okerstrom.
Okerstrom, un hombre conocido en Expedia porque, bajo la dirección de su predecesor, Dara Khosrowshahi había comprado HomeAway, en una maniobra brillante, es cesado principalmente porque durante este segundo año al frente de la compañía, en lugar de salir a comprar otras empresas, se centró en cambiar el nombre a HomeAway (ahora se llama Vrbo), sin que ello haya supuesto ninguna mejora. Sin embargo, los expertos dicen que en breve empezarán a notarse los efectos del cambio de marca porque Vrbo va mucho mejor en Google y eso es lo que hoy de verdad cuenta. Debo decir mañana, no hoy, porque aún no se ha notado nada.
Diller no ha tenido piedad. Es verdad que Okerstrom tuvo un tercer trimestre de 2019 sin mejoras en los rendimientos, pero sin embargo, en 2018, mientras todos los especialistas bursátiles esperaban que la compañía tuviera un crecimiento de entre el 6 y el 11 por ciento, Okerstrom logró un 15 por ciento, lo que es un éxito.
Pero agua pasada no mueve molinos y hoy Okerstrom, pese a esos resultados, es historia. Okerstrom intentó imitar a Glenn Fogel, el director general de Booking, buscando que las diversas empresas del conglomerado que es Expedia cooperen empresarialmente entre ellas en lugar de ir cada una por su lado.
Skift, la publicación especializada americana, explica que en noviembre Okerstrom echó a John Kim como jefe del área de alquileres de viviendas vacacionales y que desde entonces las cosas han ido a peor. Entre los propietarios de viviendas –muchos de ellos grandes grupos empresariales—se admite que Google o Booking tienen mucha mejor relación con ellos que Expedia, que antes sí era cercana. Expedia o sus empresas, con nuevo o con viejo nombre.
La cuestión es que nada de esto lo va a poder resolver Okerstrom. Como un entrenador cesado, bastaron dos partidos para irse a la calle y convertirse en pasado.
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