El órdago por corto y por derecho de Simón Pedro Barceló (SPB) a los accionistas de la cadena NH –con su infinidad de intereses diversos y aún contrapuestos dentro de su accionariado- tiene toda la justeza, argumentos, generosidad y visión general como para convertirse en una de las grandes operaciones hoteleras españolas de todos los tiempos.
Así lo ha visto el mercado, el gran juez que reparte los bonus o los resta. Lo primero que hay que subrayar es, en efecto, que la visión estratégica del proponente (SPB) se compadece con la lógica. Incluso, al salir de la zona confortable de ser Grupo Barceló una empresa familiar sin tener que dar explicaciones a nadie y mucho menos al mercado. Al ir en cotizada significa muchas cosas y no todas buenas para la “calidad de vida”. Pero es, justamente ahí, donde se percibe o no la calidad de un empresario.
Los lectores de preferente.com están informados de que no es la primera vez que de una forma repetida y respetuosa, Simón Pedro entra en contacto con los distintos presidentes de la cadena NH. Los sinsabores personales que pudieran derivarse de una compra generosa (2.800 millones de euros) se contraponen con un gran objetivo empresarial. Objetivo empresarial, que de sustanciarse, supondría enormes posibilidades de crecimiento para la nueva empresa, diversificaría la oferta y, en efecto, permitiría dejar la liga nacional para jugar la Champions.
En primera instancia y hablando de magno magnitudes, el resultante daría el primer grupo hotelero español con 600 hoteles en todo el mundo, ofertaría 110.000 camas y tendría durante este mismo año un ebitda superior a los 600 millones de euros. ¡Palabras mayores, mis queridos amigos!
EL PROBLEMA NH
El gran escollo al que se enfrenta la oferta es, sin duda, la complejidad de intereses dentro de los propios dueños de NH. Sólo entre los empresarios chinos hay tres líneas distintas de ver las cosas y, sobre todo, de intereses. Luego estaría Antonio Castro (Hesperia) que ya lo intentó y no lo pudo llevar a cabo. Esto es, que dentro de la cadena hotelera hay tantos intereses diversos casi como accionistas que conforman su núcleo duro.
Es también un hecho cierto que el simple hecho de ser conocida públicamente la oferta de Barceló da un valor en el mercado a NH, algo inestimable en los tiempos que corren. Sólo por ello deberían estar agradecidos.
POSIBILIDADES
No parece que este nuevo intento tenga el máximo de posibilidades de convertirse en realidad. Pero de los cobardes nunca se escribió ni una línea. Algo conozco a Simón Pedro Barceló –en el que no se puede confundir su trato educado, tranquilo y moderado con falta de determinación- y me consta que lo va a luchar. En el fondo, es la oportunidad de su vida.
Pero no es fácil sacar la foto de la firma. En modo alguno.
Si se lograra, el sector turístico español estaría remitiendo un mensaje extraordinario al mundo económico e inversor. Potenciaría la “marca España” y pondría un ladrillo más para decir “urbi et orbi” que nuestro país tiene un potencial turístico de primer orden mundial. Si no el primero.
Conozco las divergencias entre los herederos de Barceló. Cuatro de los once dicen estar en contra de Simón Pedro, pero hay otros siete que están a favor.
En esas estamos. Democracia, por favor.
Sr. Graciano.
Con todos los respetos a sus conocimientos, con los que la mayoría de las veces estoy de acuerdo, a veces, estos, como es el caso, carecen de objetividad y las verdades absolutas no existen.
Desde que el Sr. Barceló lanzó su interés por nH, parece que nAVARRA Hoteles siempre saldría ganando, que no aporta nada y que además tiene que dar las gracias.
Por favor : es de todos conocido que hasta hace un par de años Barceló pintaba poco y fué a raiz de su éxito en los Resorts cuando empezó a valorarse. Y es precisamente en el turismo vacacional, donde la cadena mallorquina se revaloriza porque sigue aportando poco en turismo de ciudad. Todo lo contrario de lo que le ocurre a nH, mucho más expandida en las grandes ciudades, más europeas que americanas y con mucho más prestigio de marca.
A cada uno, lo suyo, Sr. Graciano