Tras recibir la noticia de la muerte de Pedro Meaurio, me dispongo a escribir a vuela pluma los primeros recuerdos que me llegan a la memoria de un gran personaje: el director del Aeropuerto de Palma de Mallorca.
Pedro Meaurio Juanmartiñena, fue realmente un ingeniero aeronáutico que ejerció de forma digna y cabal, y hasta muy científicamente, la compleja y difícil dirección del Aeropuerto de Palma de Mallorca.
Pedro era un ingeniero en toda regla y aeronáutico de alma y de vocación. Era normal verle tomar decisiones con poco más que un plano delante y alguna que otra impresión colectiva. Pero, además, fue el primero que ejercitó el duro oficio de escuchar al USUARIO, que al mismo tiempo era el “pagano”, ya fuera compañía aérea o simple pasajero.
En aquellos años ochenta en el que el aeropuerto transitaba de lo militar a lo civil, el concepto de usuario estaba poco imbuido en el sistema, y él consiguió dar los primeros pasos para su reconocimiento.
Sin lugar a dudas administró acertadamente el paso de las compañías de bandera predominantes a los nuevos modelos empresariales, repartiendo el juego entre un mayor número de actores, dando, más que pasos, zancadas en un proceso de liberalización de los servicios como por ejemplo los de asistencia en tierra sin que estuviesen oficialmente liberalizados, y ante la incomprensión de muchos, empezando por los directivos de Madrid.
Quien esto sabe, da fe de lo anterior como becario pionero de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica en aquellos 80 en Mallorca.
Recuerdo a mis queridos compañeros, hoy ya amigos, que como poseedores de nuestro conocido gen autonómico, usaban el usufructo de sus becas en sus lugares de origen y nacimiento. Uno del Duero como yo, me pregunté ¿dónde está el lío en verano? Y no fue difícil distinguir Mallorca: aeropuerto líder en tráfico punta en los veranos europeos.
Aquel aeropuerto que, como decía, inició el proceso de liberalización del transporte aéreo y dio alas a los usuarios, vio renacer el mundo aeronáutico con el nacimiento y establecimiento de nuevas compañías aéreas.
Llegó una gran hornada de profesionales ajenos a Mallorca y muchos de ellos se movieron hacia la aviación a la que también se sumaron grandes profesionales de las Baleares.
Ese conjunto de pilotos, controladores, mecánicos, profesionales de ámbitos diversos, trabajadores aeroportuarios…, todos hicieron que el aeropuerto fuera operativo y comercialmente mejor cada día. Unos porque tenían necesidad, y otros porque por vez primera verían a unos usuarios a los que tenían que dar servicio.
La necesidad de crecer del aeropuerto era evidente y su director, Pedro Meaurio, reclamaba hasta a sus humildes becarios, que Palma se transformase en un aeropuerto ejemplar, siguiendo el modelo de Munich con sus dos pistas paralelas, pero como un aeropuerto turístico.
Era esta una cuestión muy importante para Pedro: el certificar que las nuevas propuestas hubieran sido contrastadas en otros lugares, y al mismo tiempo luchar por Palma, como un aeropuerto diferencial, como un aeropuerto turístico que no podía ser tratado igual que otros.
También le cabe el honor a Pedro de escuchar la tabarra de algún usuario y “pintar” en el Aeropuerto de Palma un hangar y una zona industrial, clave para el desarrollo económico de Baleares.
Sin embargo, las nuevas obras, la nueva “catedral”, quizá marcaron un divorcio entre lo que debió ser y lo que fue. El firmante se alinea con lo primero. Todo esto no desdice la gran labor de transición y apuntalamiento del Aeropuerto de Palma que realizó Pedro Meaurio.
Preguntando en alguna ocasión por una anécdota, refirió que no se olvidará de aquel día en que éste becario le dijo: Vente conmigo a recibir a Arafat. Aquel avión del Estado iraquí nos depositó a un hombre que, tras bajar de las escaleras, alzó al cielo una mirada proveniente de unos ojos fascinantes. Empezó a llover y casi a granizar. Y Pedro llevaba paraguas para cubrirle.
¡¡Hala, pues!! El pasajero partió hacia el Punta Negra.
Este opúsculo in memoriam trata de reflejar que los aeropuertos son algo más que hormigón, y “seres” a privatizar, son entes vivos como gentes.
Interesante artículo
Buen artículo en memoria de Pedro Meaurio, dándole un reconocimiento por todo lo que aportó al aeropuerto de Palma.
Muy buen artículo en memoria de Pedro Meaurio. Le conocí a principios de los 80 y siempre me impresionó su rigor profesional y su entrega. Escucharle era siempre una oportunidad para aprender lo que era un aeropuerto. Que descanse en paz.