Mercadona y la omnicanalidad en la venta de viajes y estancias

Las sospechas sobre la posible comercialización de viajes, en España, por parte de Lidl y de Aldi no debería ser motivo de alarma para las agencias de viaje tradicionales. Al menos más allá de lo que esto puede representar, y a sabiendas de que están vendiendo ya por Internet en la mayoría de los países en los que tanto una como otra empresa tienen presencia con supermercados físicos.

Que entren en escena esos dos posibles nuevos competidores llegados desde fuera del sector propiamente dicho no implicaría tanta competencia como si lo hiciera Mercadona. Pero esto no va a pasar, porque la que es líder indiscutible del sector de la distribución en España -y sigue creciendo más que sus seguidoras alemanas- nunca ha querido asumir una estrategia de diversificación y, por lo tanto, es muy improbable que a corto plazo se dedique a vender productos turísticos.

No obstante, la apuesta de Mercadona por el comercio electrónico como canal de venta de los mismos productos tangibles que comercializa en las tiendas físicas es, en estos momentos, muy importante en inversiones. Meses atrás empezó a fichar una elevada cantidad de profesionales de las TIC, y este nuevo equipo -bajo la dirección de una de las hijas del dueño- trabaja intensamente para dar la campanada con una nueva web. ¿Y alguna sorpresa inesperada?

En cualquier caso, la omnicanalidad que hoy se persigue en casi todos los sectores no es nada nuevo. La adoptó Air Berlin en sus mejores tiempos, cuando vendía tanto directamente, mediante su call center y web, como indirectamente, a través de las agencias de viajes. Y un precedente remoto de omnicanalidad lo protagonizó hace medio siglo Josef Carl Peter Neckermann. Un empresario que provenía de la venta por catálogo y correo y que cuando abrió su agencia de viajes tardó pocos años en introducir la venta de sus productos en grandes almacenes. Los mismos a los que posteriormente les vendió su empresa.