Nueva moda USA: viajar con un animal 'terapéutico'

Dexter. Así se llama el pavo real de la fotografía. Está en el aeropuerto de Newark, en Nueva York. Su foto ha recorrido el mundo porque su dueña se presentó el pasado 5 de febrero en el check-in de United Airlines acompañada de Dexter, diciendo que quería volar acompañada por el pájaro. La compañía le explicó que no podía ser, a lo que la propietaria adujo que el bicho le daba apoyo emocional, lo que viene a significar que tiene una función casi terapéutica. Se armó un buen lío, porque la chica difundió la negativa de la compañía, probablemente con la intención de causar el mismo impacto que tuvo el pasajero que fue sacado arrastras del avión de la misma aerolínea, por un guarda jurado, hace unos meses. Pero, la chica fracasó en el intento, sobre todo cuando United se explicó.

En Estados Unidos, cada vez más más empresas, especialmente de entrenamiento de animales, expiden certificaciones de que muchas personas necesitan un animal de compañía. Los entrenadores de perros dicen estar inundados de estas peticiones, en muchos casos para que hagan documentos falsos. En algunos casos, estas son simples recomendaciones de un médico o de un terapeuta que los pacientes toman exageradamente al pie de la letra. Así, cada vez más pasajeros se presentan en el embarque con su animal de compañía. El número de animales es cada día mayor, y también los problemas que estos generan con los demás pasajeros. Francamente, que su vecina lleve un pavo real no debe de ser muy confortable. O una serpiente, o una urraca, o un hamster.

No estamos hablando de un asunto y listo. Vean si no las dimensiones colosales que tiene el problema: en 2017, United transportó 76 mil animales de apoyo emocional, un 77 por ciento más que el año anterior. En Delta, el número de incidentes con los pasajeros aumentó un 86 por ciento, casi siempre porque el animalito no se ha comportado correctamente con otros pasajeros. El asunto supone un verdadero problema para las aerolíneas, como demuestra esta joven que se presentó al vuelo nada menos que con un pavo real.

Sin embargo, el asunto es más complicado que esto porque hay casos en los que es verdad que el pasajero necesita el animal y entonces las demandas que le pueden caer a las compañías son tremendas. Ya conocen cómo se las gastan los americanos en los juzgados. American Airlines ha tenido que sacar el talonario para resolver extrajudicialmente algún caso de este tipo, en el que el pasajero ha conseguido justificar que el animal era fundamental para él y había sido rechazado a bordo. El problema se agrava mucho por el peligro de rechazar el embarque.

La ley americana –como probablemente la de la mayoría de los países– apenas regula el caso de los perros para ciegos y alguna otra cuestión menor. Por razones de privacidad, la ley sólo permite hacerle dos preguntas al propietario del animal: “¿Necesita usted al animal por alguna discapacidad?. Y “¿Qué tipo de entrenamiento tiene el perro?” Como ven, el legislador pensaba sólo en perros, con lo que los americanos se enfrentan a un vacío legal que empieza a amargar al sector turístico.

El fiscal de Illinois sugiere que mejor se acepten esos animales, porque es posible que sea cierta la petición del pasajero y en ese caso la compañía afrontará graves problemas. O sea que ya se ve usted en el avión acompañado de una serpiente pitón, de una nutria o de un chimpancé.