Por qué Ryanair ha perdido mil millones de valor en un día

Miércoles 4 de septiembre. Ryanair envía una notificación a las bolsas en las que cotiza, anunciando que probablemente este año fiscal (que acaba el 31 de marzo de 2014), sus beneficios estarán en la banda baja de su previsión inicial, que oscilaba entre los 570 y los 600 millones de euros. Advertía, además, que si la atonía de ventas que ha detectado este verano se extendía, incluso podría quedar un poco por debajo de los 570 millones. Finalmente, anunciaba que para este invierno iba a mantener más aviones en tierra y que bajaría los precios en el mercado español, británico, escandinavo e irlandés, que son los que presentan más dificultades. El “profit warning”, que es como se denominan este tipo de anuncios, provocó una caída del 14 por ciento en el valor bursátil de la compañía, lo que supuso que en unos minutos la aerolínea perdiera mil millones de euros de valor. El jueves aún se hundiría marginalmente más. Al mismo tiempo, todas las demás líneas aéreas europeas, desde IAG a KLM-Air France, de Easyjet a Lufthansa, registraban caídas importantes, porque el anuncio del líder de que va a bajar precios no puede augurar nada bueno para ellas. Sin embargo, muchas recuperaban terreno el jueves.

El terremoto se produce por varios motivos: quien hace el anuncio es el líder, el que controla el mercado, el que es usado como referencia, y sobre todo porque Ryanair nunca antes había corregido sus previsiones, salvo al alza. O sea, un acontecimiento sin precedentes.

¿Qué es lo que está ocurriendo realmente?

Dos consideraciones previas:

No olvidemos que incluso en el supuesto de que Ryanair se quedara en los 500 millones de euros de beneficios, estaría muy por encima de lo que ganan cualquiera de sus rivales en el continente, exceptuada Easyjet. La compañía no presenta desequilibrios importantes, por lo que su salud está garantizada.

Por si hubiera quien ha descorchado el champán creyendo que el fenómeno de las 'low cost' se acaba, es importante que sepa que esta forma de negocio ha venido para quedarse y que si alguien pone en riesgo los beneficios de Ryanair son otras 'low cost' que atacan su mercado con su misma fórmula, quizás no tan cruda. Es decir que mejor no perdamos la perspectiva.

Pero veamos por qué Ryanair está yendo peor; más precisamente, por qué está yendo tanto peor que su más directa rival, Easyjet, que anunció hace poco un ejercicio brillante. Estos son algunos factores.

En primer lugar, la compañía aporta un argumento cierto, pero endeble: dice que el verano ha sido muy bueno en el Norte de Europa y ello ha desincentivado la compra de viajes hacia el Sur. Lo cual, siendo verdad, no explica por qué otras competidoras no están sufriendo este declive que ha llevado a la compañía a pasar de 81.5 millones de viajeros a 'sólo' 81, o por qué no se ha beneficiado del incremento de viajeros del 7.4 por ciento que ha tenido Irlanda.

Más sólido parece asociar a la irlandesa con los ciclos económicos. Hoy en la mayor parte del continente se está registrando una ligera mejoría de la percepción económica. Desde que las cosas van mal, Ryanair mejora, lo que significa que la crisis le sienta bien porque la gente se centra más en el precio. Lo mismo que ocurre con los supermercados low cost, que han crecido como la espuma en la medida que la gente se aprieta el cinturón. Por lo tanto, podríamos hablar de cierta lógica en que al registrarse algunos indicios de mejora, el cliente busque productos mejor posicionados, quiera volar a aeropuertos más céntricos, huya de la 'cutrez' de la que hace gala la irlandesa. Lo mismo que condujo a Ryanair a crecer en la crisis puede llevarla a retraerse cuando esta finalice (si es que esto ocurre algún día). Este factor tiene matices que veremos más abajo.

En otro plano, recordemos que el propio Michael O'Leary, el pintoresco director general de la compañía, se había referido recientemente a que necesitaba crecer en precio más que en volumen, intentando decir que su compañía tenía que acometer el segmento del viajero business, si quería continuar expandiéndose. Su producto, como es bien conocido, está bastante alejado de este tipo de personas, dispuestas a pagar más. Marcando el camino, Easyjet lleva unos años adoptando algunas medidas de cara a este mercado: tiene un billete flexible un poco más caro; permite la reserva de asiento que en Ryanair aún no está disponible en toda la red y, sobre todo, vuela a aeropuertos céntricos, cosa que la irlandesa sigue evitando.

Esto enlaza con la imagen de Ryanair, por llamarla de alguna manera. Es hora de que esta compañía empiece a tomarse en serio su posicionamiento de imagen en el mercado (en algunos está peor que en otros) lo cual le está creando serios dolores de cabeza. Estos asuntos tienen que ver con la estética, la agresividad comercial, la falta de cuidado en el trato al cliente, o su mejorable página web.

Algunos analistas vaticinan una nueva guerra en el mercado, debido a que todas las 'low cost' han anunciado la compra de nueva flota, lo que en unos meses empezará a notarse. Ryanair, ante este exceso de oferta, usa su arma tradicional: bajar precios, aprovecharse de sus costes optimizados y fidelizar mercado. En realidad lo que pretende es apretar a las Norwegian (que ya este invierno empieza a operar entre Alemania y el Sur de Europa) o Vueling que quieran desafiarla y, de paso, seguir en la lucha contra las tradicionales.

Donde Ryanair no nos sorprende es en la respuesta: “¿Crisis?” “Bajamos precios”. Lo que lleva en el ADN, lo que les ha funcionado históricamente muy bien.

El mercado de la aviación interior europea no para, sigue consolidándose, y nos promete fuertes cambios en unos pocos años.