Por Clara Aguirre
19/1/11.- Aquí no pasada nada… o casi nada. El secretario general de Turismo se empeña en mandar un mensaje optimista por más que caigan chuzos de punta sobre el turismo español. Y está claro que no iba a desperdiciar una ocasión como la inauguración de Fitur para hacerlo una vez más. Con nuevos bríos, porque falta le hacen a su imagen pública después de la supresión de la Secretaría de Estado y ante el aluvión de dificultades que le esperan durante los próximos meses. Mesquida habla tercamente sobre el liderazgo indiscutible de España a nivel mundial cuando nuestro país pierde posiciones en los principales rankings sectoriales, no ya de forma visible, sino escandalosa. Y vamos mal si su alusión al turismo de sol y playa como nuestra ‘joya de la corona’ significa que el Gobierno no respaldará en primer plano y con urgencia las reformas estructurales que precisa el sector, ante un modelo sobreexplotado que no da para más. En cuanto a las cifras, la botella está siempre medio llena y si no lo está ahora, sin duda sí a corto plazo. Es un discurso inmovilista que el secretario general de Turismo repite en cada una de sus apariciones públicas, que terminan por no levantar expectativas.
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