Por Fernando Urrea
18/2/11.- La patronal hotelera es optimista respecto a las previsiones de afluencia turística para todo el año, con porcentajes que recuerdan a los años previos a la crisis. Pero hay destinos como las islas mayores de Baleares que prevén aumentos de reservas para el verano que superan el 12 por ciento, con contrataciones masivas para junio, un mes tradicionalmente flojo en la primera quincena, con tantas peticiones para la temporada alta que algunos hoteles se han visto obligados a cerrar la contratación para evitar la siempre temida y perniciosa sobreventa. Puede ser un verano con episodios de overbooking en las costas con mayor demanda porque los mercados de Reino Unido y Alemania, fundamentalmente, y otros de menor cuantía se recuperan y los turistas se han sacudido el miedo y se niegan a privarse de vacaciones. La perspectiva es buena, pero el grueso de la contratación se fijó el año pasado con precios influenciados negativamente por el miedo a la evolución económica. Es en las contrataciones de estas semanas, en la necesidad de los touroperadores por los desvíos y en la incertidumbre de la situación en Túnez, Egipto y posiblemente Marruecos, en el atractivo de un país seguro, variado y de calidad como España, donde los hoteleros tienen que ponerse duros. Los signos que muestra el turismo para este año y venideros no son para vender con miedo, para no invertir en remodelaciones, para no seguir mejorando la oferta. La batalla, parece que es preciso recordarlo continuamente, no está en la ocupación sino en la rentabilidad. Hay que vender a buen precio.
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