Por Vivi Hinojosa
Madrid.- 2/06/2010.- Ya lo decía el presidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM), el veterano Jesús Gatell, en el congreso de CEHAT (Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos) celebrado hace un par de semanas en Santiago de Compostela. En su decálogo para afrontar la crisis apostaba por “desterrar los kleenex, que llorar sólo nubla la vista”. Cada vez que este hombre interviene en algún acto público o en una convocatoria, no puedo dejar de admirar su vis cómica. Es más, si cierro los ojos puedo imaginármelo sin dificultad alguna como un monologuista del Club de la Comedia. Eso sí, dice verdades como puños y esta vez no fue una excepción. “Dejemos de quejarnos”, exhortaba a sus colegas.
Y es que en este congreso dos actitudes han quedado claramente definidas: la de los empresarios proactivos, dispuestos a afrontar la crisis con las herramientas a su alcance, con imaginación para proponer soluciones novedosas y confianza en sus capacidades para salir adelante; frente a la de los que siguen cayendo en el victimismo, la culpa siempre es del Gobierno, con la única estrategia de aguantar como puedan la actual situación mientras esperan que vengan otros a sacarles las castañas del fuego.
En el extremo opuesto se situó Alex Rovira, quien protagonizó la mesa más aclamada y de la que más se habló en los pasillos. Una cosa ha dejado clara: “lo único que no nos pueden quitar es la libertad de elegir la actitud para afrontar lo que nos pasa”, por lo que ha invitado a los empresarios a “transformar la crisis en una experiencia creativa, adoptando una actitud positiva y siendo proactivos, arriesgándonos para salir adelante con coraje”. A los asistentes se les vio con otra cara tras escuchar esta ponencia, pero no sé cuánto durará su efecto.
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