Bajo las alas del Estado

Por Fernando Urrea

Madrid. 28/02/11.- Mes y medio tienen Gobierno y sindicatos para llegar a un acuerdo sobre el anunciado conflicto sobre la privatización de parcial de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). El turismo tiene menos plazo porque la decisión del viajero, las reservas y las contrataciones se realizan antes para este periodo, breve pero intenso, de gran ocupación hotelera y gasto. No ha habido ventas de activos estatales en transportes o infraestructuras relacionadas que no hayan contado con el rechazo frontal de los sindicatos. Los trabajadores prefieren mantenerse bajo las alas acogedoras de la empresa pública sostenida por el Estado, que tiene la obligación de mantener servicio, inversiones y calidad aun a costa de la rentabilidad. Los trabajadores temen lo que pueda venir de la empresa privada, que suele mantener el objetivo de rentabilidad por encima de otras consideraciones sociales, aunque tampoco puede sustraerse a la inversión y a la mejora de la calidad.  En la pública, trabajo seguro y para siempre; en la privada, trabajo competitivo y puesto incierto. Es de lógica laboral que se plantee un conflicto, pero si el Gobierno, que necesita con esta operación del 49 por ciento ahorrar ocho millones en deuda, hace las cosas bien y condiciona la privatización al mantenimiento de puestos de trabajo y los derechos adquiridos, no tendría por qué provocar temor en los sindicatos. Tienen en estos momentos los sindicatos una responsabilidad histórica de contribuir a que la economía española mejore, como los empresarios privados tienen la responsabilidad de que la situación no se deteriore más de lo que está. Como es un problema de quitar miedo por el futuro, para eso está la negociación, porque no es solo la situación personal de los trabajadores de AENA, es mucho más y más importante: el transporte como servicio estratégico, los viajes, los hoteles, la oferta complementaria, el turismo en general que se verá afectado por un conflicto en los aeropuertos, que ya se sabe los efectos perniciosos que produce. Es lo que hay que evitar a toda costa.