Cara y cruz de la nueva Spanair

Por Pau Morata

14/07/09.- ¡Ojalá! que, sobretodo por el bien de la mayor parte de sus recursos humanos –bastante castigados algunos de ellos por los nuevos propietarios-, la nueva Spanair ‘catalana’ y a la ‘barcelonesa’ salga adelante y se cumplan los presumiblemente utópicos planes de sus dirigentes y accionistas.

Como se suele decir del mal… que sea el menor, y que se salven las tres cuartas partes de la plantilla a quienes –según su presidente- no les afecta el traslado de la isla a la península porque seguirán en sus bases.

Esto y mucho más –como por ejemplo que habrá unos doscientos contratados nuevos en Barcelona y locales también nuevos en esta ciudad- lo ha revelado el presidente en un acto organizado por uno de sus accionistas institucionales que más generosamente ha aportado fondos al capital de la nueva Spanair.

El título de la conferencia del presidente de la aerolínea que emigrará de Mallorca era “proyecto empresarial y reto colectivo”. Queda claro, en la segunda parte, el afán populista de quienes gustan tener por el mango sartenes que apenas son suyas. En Spanair se han juntado ahora como protagonistas mediáticos dos personajes que antes –en etapas diferentes- manejaron otra organización populista –la que “es más que un club”- en la que tampoco tenían que arriesgar partes relevantes de patrimonio personal.

Mientras en Mallorca se debate con crudeza el traslado forzoso de alrededor de medio millar de empleados, al otro lado del mar su presidente desvela la futura contratación de los previsibles sustitutos de quienes no estarán en condiciones de aceptar el cambio de residencia y pregona ese “reto colectivo”. Muchos esfuerzos, más hacia afuera que hacia dentro, para seducir a otros para que aporten dinero a Spanair y a ellos les cuadren las cuentas.