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Por Fernando Urrea
Madrid. 7/03/05.- Puede que no sean todavÃa brotes verdes o pimpollos de primavera, pero sà parecen signos de esperanza para tiempos de depresión. La entrada de más turistas extranjeros en enero, el aumento de los viajes de los españoles, los augurios para Semana Santa o la previsión del tráfico de cruceros, con datos de récord en algunos puertos, son puntos estadÃsticos que permiten suponer que el turismo ha pasado ya su particular calvario y afronta el camino de la resurrección. También es cierto que los Ãndices de aumento están relacionados con las cifras del año pasado y con las de los años anteriores, pero si el ejercicio último, a pesar de la bajada de precios y rentabilidad, se cerró sin grandes ganancias pero tampoco sin graves pérdidas, es lógico suponer con estos datos esperanzadores que en la presente temporada se pueda registrar algo más positivo que el equilibrio en los balances. Y, sobre todo, que el turismo es la actividad económica que menos sufre y antes se recupera en una crisis mundial como ésta, tan imprevisible, tan desconcertante y tan profunda.
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