Desde la terraza

Por Fernando Urrea

Madrid. 6/07/11.- Parece que ha vuelto el optimismo. Los empresarios reconocen que la temporada empieza bien y que puede ir a mejor, pero es que el ciudadano no relacionado directamente con la actividad turística aprecia también que, playas aparte, las calles, los comercios con rebajas, las zonas monumentales y culturales tienen un aire de bullicio. Y, sobre todo, las terrazas. Va a ser el verano de la terraza porque hasta los hosteleros del norte están pidiendo a gritos a los ayuntamientos que amplíen espacios habilitados o rebajen las exigencias porque el visitante demanda aire libre, paisaje, poder fumar y mirar el panorama desde el velador. Es que ya se aprecia que el nuevo turista en destinos vacacionales no se recluye quince días en la zona, del hotel a la playa y de la playa al hotel con algún paseo por los alrededores después de la cena, como tampoco se limita a ir en grupo para visitas rápidas al meollo de la ciudad. El nuevo turista combina descanso con conocimiento y ocio, quiere descubrir, comparar y hasta participar. Y la terraza es un observatorio perfecto para analizar la dinámica de una sociedad que, como la nuestra, se mueve en la calle. Los hosteleros del norte piden la potenciación de la terraza como elemento de negocio y todos los hosteleros deberían exigir a quienes están planificando remodelaciones en circuitos turísticos urbanos y zonas vacacionales maduras que tengan muy en cuenta la amplitud de aceras, plazas, jardines y otros espacios susceptibles de implantar terrazas acondicionadas para todas las estaciones. Conviene atender la demanda.