Â
Por Tomás Cano
20/07/09.- Leo las noticias que a borbotones van publicando los medios escritos de papel o los digitales. Spanair es un caso único: ha pasado de ser la segunda compañÃa de este paÃs a un continuo ir y venir de ERE tras ERE, y al que no le guste que se rasque.
Muchos se preguntarán porque es tan fácil convertir una compañÃa aérea de primera lÃnea en algo inexplicable. Fácil, muy fácil. Se pone al frente de la misma a gente sin ningún conocimiento, sólo necesita arroparse del glamour de ser un alto directivo, como es el caso de Spanair; para eso cuenta con los mismos altos ejecutivos que la llevaron dónde está ahora, se contratan algunos directivos nuevos con una visión corta, muy corta del negocio y a partir de ahà lo que fue una gran compañÃa se convierte en nada, como dijo mi admirado Gregorio Marañón: “Vivir es no sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir, y no dormir sin soñar, porque descansar, es empezar a morirâ€.
Aquà nada se crea, se destruye, tampoco se sueña, porque los que ahora están al frente de Spanair ni tan sólo existen, yo creo que están empezando a morir.
Todos estos directivos, que muy posiblemente saben de futbol más que ninguno de nosotros, carecen, para mÃ, de liderazgo. SÃ, digo bien liderazgo. Cuando una compañÃa aérea se la somete a decisiones traumáticas, lo único que se consigue es debilitar la seguridad; la seguridad en el puesto de trabajo en la continuación de una marcha equilibrada de la compañÃa; con ERE, todo lo que se consigue es debilitar las pocas fuerzas que le quedan ya a un trabajador, porque no tiene rumbo, no sabe dónde se dirige y esa es la imagen que dan la cantidad cada vez mayor de nuevos directivos que han aterrizado sin tren de aterrizaje en el transporte aéreo.
Al principio de toda esta parafernalia de la Spanair catalana, muchas esperanzas se activaron esperando ver una solución que consolidara aún más a una gran compañÃa, con un gran equipo humano, pero al final a todos se les está demostrando que es mas fácil recoger a un perro que anda muerto de hambre, porque lo engordáis y no os morderá. Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre que se hace pasar por el salvador de algo que le viene grande.
Porque la gente sin el menor pudor intenta llevar a la muerte a una empresa, cuando la muerte es solo una quimera: porque mientras existimos, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existimos nosotros.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo