Â
Por Pau Morata
Barcelona. 12/11/09.- Años atrás, Palma albergaba una satisfactoria actividad en turismo de congresos, convenciones e incentivos. Pero el aumento exponencial de la demanda de ‘sol y playa’ indujo a los hoteleros a decantarse por los turistas vacacionales con más pernoctaciones por viajero. Igual que le sucedió a la ciudad de Málaga, Palma perdió hoteles urbanos emblemáticos a medida que la demanda se desplazó hacia las playas vecinas. En aquella opción por turistas de ‘sol y playa’, empresarios y autoridades se apearon de un tren del que nunca se deberÃa haber bajado. Elegir la cantidad frenó llegadas del turismo de mayor gasto por viajero y, casi siempre, de más calidad.
Mientras eso sucedÃa, en Viena se gestaba el embrión de su ‘convention bureau’, que inició sus actividades de coordinación de la oferta y de promoción en 1969 como departamento de congresos de la Oficina de Turismo, apoyado por su Ayuntamiento y su Cámara de Comercio. Acaba de cumplir 40 años de servicio a su ciudad, a sus empresas turÃsticas y a la demanda congresual. Ocho lustros de buen servicio avalados por un dato: la ciudad lleva cuatro años seguidos como lÃder en el ranking de número de eventos acogidos censados por ICCA y saca buen provecho, como refleja el tan apreciado indicador del gasto por turista: 415 euros por persona y dÃa, en su caso, según datos difundidos en la reciente feria “access09â€. Un abismo, pues, con el del turismo vacacional.
Hace 40 años, Palma pudo haber progresado en paralelo a Viena si hubiera apostado por el turismo de reuniones. Pero no lo hizo. A diferencia de Barcelona, que utilizó su afortunado eslogan “ciudad de ferias y congresos†y aún hoy sigue estando arriba en este segmento, compitiendo en el cuarteto de cabeza con Viena, ParÃs y BerlÃn. Aunque ahora la capital catalana sufre graves problemas por la reciente presión turÃstica vacacional de masas, que ha deteriorado su imagen: el turismo de bajo coste barcelonés dio pan para hoy -o sea ya para ayer- y hambre para mañana -o sea ahora- porque sus hoteleros y gobernantes no se conformaron con mantener y aumentar los turistas de reuniones, esos que tanto gasto hacen ellos mismos y los organizadores que les reúnen.
Tras Viena, Paris, Barcelona y BerlÃn, en los cuatro últimos listados anuales ICCA de los quince primeros destinos mundiales de congresos aparecen otras ciudades europeas: Budapest, Ãmsterdam, Estocolmo, Lisboa, Copenhague y Praga, cada año, y Atenas, Madrid y Londres sólo algunos años.
Más vale tarde que nunca. Hora es ya de que Palma se oriente de una vez con firmeza al mercado de reuniones, para despegar en él cuando el sector MICE recobre la alegrÃa en la etapa posterior a la crisis económica actual. No es preciso que esté acabado el desafortunado proyecto del palacio de congresos: en los principales destinos europeos la mayor parte de las reuniones se celebran en hoteles, auditorios, salas universitarias y edificios históricos. Y en Palma hay de sobra. Lo que sà es necesario es que funcione de manera eficaz, eficiente y efectiva un ‘convention bureau’ de Palma de Mallorca reinventado, o reconvirtiendo el de Mallorca, con 32 años de lánguida existencia y actividad más social que económica. Un CB cuyos integrantes se involucren más allá de su adscripción, que disponga de recursos económicos y sobre todo cuyos recursos humanos estén altamente formados y profesionalizados. Mirando a Viena, ciudad lÃder mundial del sector de reuniones y los 40 años de su organismo, el único en todo el mundo en cuyo equipo trabajan cuatro poseedores del “certified meeting professional†del Convention Industry Council.
Â
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo