El Puerto de la Cruz y su patrimonio

Por Tomás Cano 

Palma. 26/08/10.- Mi buen amigo Domingo me llama desde el final de la calle, me acerco y me saluda con esa cordialidad única que existen en estas tierras. Me invita a un tabaco y me siento a su lado, en esa típica calle portuense de San Juan, en la que uno puede sentir el aire templado acompañado de la brisa marina. Mientras nos fumamos nuestro puro, o tabaco como aquí se le llama, escucho con atención todo lo que me va contando del antiguo Puerto de La Cruz. Uno piensa con cierta melancolía que tuvo que ser necesariamente más bucólico de lo que es hoy.

Puede que ustedes se pregunten por que hablo del Patrimonio del Puerto, la razón no es otra que el hecho de haber llegado a la conclusión después de tantos años, de que el valor de este magnifico enclave turístico, no es otro que la hospitalidad de sus gentes que, rodeadas de esa flora tropical, convierte a esta zona de Tenerife en una maravilla para disfrutarla, bien descansando o visitando, sus cercanías.

Podría como en otras ocasiones hablarles de sus magníficos hoteles, de su inconmensurable Parque Temático, de otras muchas cosas que son sobresalientes e importantes para el desarrollo económico de la ciudad portuense, pero hoy, que su situación turística no es la mejor, me gustaría mencionar que el Puerto de La Cruz tiene un valor añadido y que no es otro que sus gentes, que siempre esperarán al visitante con los brazos abiertos.

Muchas veces pienso en la cantidad de premios de touroperadores e instituciones internacionales y nacionales que otorgan a diferentes empresas u organismos; en cambio yo me pregunto ¿cuándo premiaremos a la gente de esta ciudad?

Pasee usted por la calle Santo Domingo, llegue hasta playa Jardín y si tiene  oportunidad contemple la puesta de sol, o haga cualquier cosa de lo más normal como tomar un taxi, entrar  en una tienda o en un restaurante. En cualquiera de esas situaciones encontrará algo que no hallará en otro lugar del mundo, por muy paradisiaco que pueda ser.

Cuando esté usted en el Puerto de La Cruz, recuerde que está a orillas del Valle de la Orotava y justo en el balcón del Teide, que le permite tocar el mar con sus manos, estoy seguro de que entonces se dará cuenta de que se halla en una de las maravillas del mundo.

Los profesionales del turismo patrocinamos campañas para que el mundo visite  este destino, pero algunas veces nos olvidamos de mencionar que lo que el visitante encuentra, es algo que no se puede describir con palabras, solo puede uno sentirlo y no es otra cosa que el calor y hospitalidad de sus gentes. Este es un destino turístico que invita a pensar, escribir, pintar o disfrutar muchas veces con pequeñas cosas como sentarse en Punta Brava y divisar en la bruma la isla de La Palma. Al final uno recuerda que nunca ha sido tan cierta la frase de que las gentes de esta tierra saben y son conscientes de que en este mundo, aquellos que dan a los demás son los verdaderos afortunados.

La grandeza del Puerto de la Cruz, está entre sus gentes, tal vez porque en ellos está también la grandeza del Teide.