
2/4/09.- De todos los comentarios que ha suscitado el plan Renove, quizá el más certero haya sido el del sector aéreo. La dotación del plan es insuficiente en sí misma, pero si se compara con el volumen de negocio que genera el sector y se establece a ojo de buen cubero un cálculo de lo que el Renove puede contribuir a solucionar, el resultado es verdaderamente exiguo.
Porque siempre son los números los que dan la medida de la situación, y hoy por hoy las cifras no cuadran. El éxito del plan es incuestionable, si por éxito puede entenderse la urgencia de un empresariado turístico machacado por la crisis para agotar el dinero público destinado a renovar sus establecimientos. Pero cabe preguntarse qué son mil millones de euros en ayudas para todo el país cuando, sin ir más lejos, el minoritario turismo de golf es capaz de generar ingresos de 183 millones sólo en Baleares y sólo en un año, lo que equivale casi al 20% de todo el presupuesto del plan.
O comparados con el aval de 9.000 millones que el Tesoro Público ha emitido a favor de una sola entidad financiera como Caja Castilla La Mancha. El modelo de financiar con dinero público sectores estratégicos en crisis es el más eficaz. Tiene lógica rescatar a bancos que financian hipotecas a jóvenes o abren grandes líneas de crédito a empresas. La tiene incluso cuando el banco es un pozo sin fondo debido a decisiones equivocadas dirigidas a no crear otra riqueza que la suya propia, si con ello se evita que el pánico se extienda al sistema financiero. Pero las cifras marean y es difícil mantener la fe en el efecto multiplicador del dinero bancario cuando el empresario de a pie apenas puede con su cuenta de resultados.
La decisión de la Junta de Andalucía de financiar la mitad de los intereses de los créditos ICO es un paso más, pero se echa de menos un papel más enérgico de las Administraciones a la hora de reflotar a un sector que también es estratégico y que tal vez está demasiado acostumbrado a sacarse las castañas del fuego. Las ayudas del Gobierno al sector del automóvil, por ejemplo, se traducen en 4.000 millones de euros, cuatro veces más que la dotación del Renove turístico, y no terminan de convencer ni a los fabricantes ni a los sindicatos.
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